Un informe revela que los gobiernos tardarán 20 años en recuperar la inversión en las plantas de baterías para vehículos eléctricos de Ontario

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Un informe del Instituto C.D. Howe ha encontrado que los gobiernos federal y provincial tardarán 20 años en recuperar la inversión de 1.300 millones de dólares que han anunciado para construir tres plantas de baterías para vehículos eléctricos en Ontario. El informe, titulado “The Cost of a Cleaner Future: Examining the Economic Impacts of Reducing GHG Emissions”, analiza los beneficios y los costes de las políticas climáticas de Canadá.

Según el informe, las plantas de baterías generarán unos 4.600 empleos directos e indirectos y contribuirán al crecimiento económico y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, también supondrán una carga fiscal para los contribuyentes, ya que el retorno de la inversión pública será muy lento. El informe estima que los gobiernos recuperarán su dinero en el año 2041, siempre que las plantas operen al máximo de su capacidad y que el precio del carbono aumente hasta los 170 dólares por tonelada en 2030.

El informe también advierte que las plantas de baterías podrían enfrentarse a una fuerte competencia internacional, especialmente de China, que domina el mercado mundial de las baterías para vehículos eléctricos. Además, señala que las plantas podrían quedar obsoletas si se desarrollan nuevas tecnologías más eficientes y baratas.

El autor del informe, Grant Bishop, recomienda a los gobiernos que sean más transparentes sobre los costes y los beneficios de sus políticas climáticas, y que evalúen cuidadosamente el impacto económico y ambiental de sus inversiones. “Los gobiernos deben ser claros sobre los objetivos que persiguen con estas inversiones y sobre cómo se comparan con otras opciones para reducir las emisiones”, dice.

Los gobiernos federal y provincial anunciaron el mes pasado que invertirían 1.300 millones de dólares para apoyar la construcción de tres plantas de baterías para vehículos eléctricos en Ontario, una en Windsor y dos en Ingersoll. Las plantas serán operadas por Ford, General Motors y Stellantis, respectivamente, y producirán baterías para los modelos eléctricos e híbridos de estas compañías. Los gobiernos esperan que las plantas ayuden a crear un polo industrial de vehículos eléctricos en Ontario y a impulsar la transición hacia una economía baja en carbono.


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