Un informe publicado por la organización Children First Canada, que defiende los derechos de los niños, advierte de que los niños canadienses están sufriendo un deterioro de sus condiciones de vida debido a la pandemia de COVID-19 y a otros factores.
El informe, titulado Raising Canada 2021, se basa en datos de diversas fuentes, como el Instituto Canadiense de Información Sanitaria, Estadísticas Canadá y la Agencia de Salud Pública de Canadá. El informe identifica diez amenazas para el bienestar de los niños, entre las que se encuentran la pobreza, el abuso, la obesidad, el suicidio, las enfermedades crónicas, las lesiones, la salud mental, el racismo, el cambio climático y la COVID-19.
Según el informe, la COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la salud física y mental de los niños, así como en su educación y su desarrollo social. El informe señala que más de 1,5 millones de niños han contraído el virus desde el inicio de la pandemia y que más de 15.000 han sido hospitalizados. Además, el informe indica que el 70% de los niños y adolescentes han experimentado un deterioro de su salud mental durante la pandemia y que el 31% de los padres han informado de un aumento del estrés en sus hijos.
El informe también destaca otras amenazas que afectan a los niños canadienses, como la pobreza, que afecta a más de 1,3 millones de niños; el abuso, que sufren uno de cada tres niños antes de cumplir los 15 años; la obesidad, que afecta al 30% de los niños; y el suicidio, que es la principal causa de muerte entre los niños de 10 a 14 años y la segunda entre los jóvenes de 15 a 24 años.
La fundadora y directora ejecutiva de Children First Canada, Sarah Austin, ha declarado que el informe muestra que “nuestros niños no están bien” y que se necesita una acción urgente para protegerlos. “Los niños son los más vulnerables a las crisis actuales y los menos capaces de defenderse. Necesitamos escuchar sus voces y responder a sus necesidades”, ha dicho.
El informe recomienda una serie de medidas para mejorar las condiciones de vida de los niños canadienses, como establecer una estrategia nacional para la infancia, aumentar las inversiones en programas sociales y sanitarios para los niños, recopilar y analizar datos sobre el bienestar infantil y garantizar la participación de los niños en las decisiones que les afectan.