El Vaticano ha excomulgado a su exembajador en los Estados Unidos, el arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, después de encontrarlo culpable de cisma. Viganò, un ultraconservador y crítico acérrimo del Papa Francisco, fue declarado culpable de cismay excomulgado por la oficina doctrinal del Vaticano. Esta medida era inevitable para el controvertido arzobispo, quien se había convertido en uno de los críticos más fervientes del Papa Francisco y un símbolo de la Iglesia Católica polarizada en los Estados Unidos y más allá.
Anteriormente, Viganò había disfrutado de apoyo tanto en el Vaticano como en las jerarquías de la Iglesia en los Estados Unidos. Sin embargo, alienó a muchos al desarrollar un seguimiento marginal mientras profundizaba en teorías de conspiración sobre diversos temas, desde la pandemia de coronavirus hasta lo que él llamó el “Gran Reinicio” y la guerra de Rusia en Ucrania. La oficina doctrinal del Vaticano anunció la pena después de una reunión de sus miembros y notificó a Viganò de su decisión. La excomunión significa que Viganò está formalmente fuera de comunión con la Iglesia y no puede celebrar ni recibir sus sacramentos. A diferencia de la defrocking, que convierte a un sacerdote en laico nuevamente, la excomunión se considera una pena “medicinal” y se declara con la esperanza de que quienes la incurrieron se arrepientan y regresen a la comunión. Si eso sucede, la Santa Sede puede levantar la pena.
Los cismas, que han sido comunes en la historia de la Iglesia durante 2,000 años, se consideran particularmente peligrosos, ya que amenazan la unidad de la Iglesia. Las declaraciones apocalípticas de Viganò sobre el estado actual de la Iglesia, amplificadas en las redes sociales católicas y por blogueros ideológicamente afines en ambos lados del Atlántico, eran una versión exagerada de la brecha entre los ultraconservadores estadounidenses y Francisco. Aunque Viganò contó con el apoyo de obispos al comienzo de su carrera, muchos se distanciaron silenciosamente a medida que sus ideas se volvieron más extremas. El prelado italiano, que no ha sido visto públicamente desde antes de 2018, sabía que la declaración de cisma se avecinaba después de que el Vaticano lo informara del proceso penal iniciado contra él el mes pasado.