
THE LATIN VOX (11 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La tensión entre Venezuela y Estados Unidos escaló esta semana después de que el gobierno de Nicolás Maduro denunciara que ninguno de los 11 muertos en un ataque militar estadounidense contra una embarcación en el Caribe pertenecía a la banda criminal Tren de Aragua, como alegaba Washington.
El ministro del Interior y dirigente oficialista Diosdado Cabello aseguró en la televisión estatal que “un asesinato ha sido cometido contra un grupo de ciudadanos utilizando fuerza letal”.
Según Cabello, tras investigaciones internas y testimonios de las comunidades de donde provenían las víctimas, no se encontró evidencia de vínculos con el narcotráfico ni con el grupo criminal.
“Ellos mismos confesaron que mataron a 11 personas”, dijo, cuestionando por qué los tripulantes no fueron arrestados si realmente había sospechas de narcotráfico.
Narrativas enfrentadas
La administración de Donald Trump sostiene que la embarcación transportaba drogas y que los ocupantes eran “narco-terroristas del Tren de Aragua”.
Una portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, declaró que “estos eran criminales malvados que intentaban introducir drogas en nuestro país y matar estadounidenses”, al tiempo que insistió en que Maduro “no es el presidente legítimo de Venezuela” sino un “prófugo”.
El Pentágono, sin embargo, no ha ofrecido pruebas concretas sobre la operación ni respondió de inmediato a pedidos de comentario.
El gobierno venezolano ha llegado a afirmar que el video difundido por Trump sobre el ataque fue generado con inteligencia artificial, alimentando la desconfianza sobre la versión estadounidense.
Respuesta militar de Caracas
En medio de la disputa, Maduro anunció el despliegue de fuerzas militares, policiales y milicias civiles en 284 “frentes de batalla” a lo largo del país, con énfasis en las costas y en la frontera con Colombia.
“Estamos listos para una pelea armada, si es necesario”, advirtió desde Ciudad Caribia, flanqueado por su ministro de Defensa.
Aunque testigos de Reuters en varias ciudades no observaron un aumento significativo de tropas, el gobierno ya había informado previamente que reforzaría con 25,000 soldados adicionales los estados fronterizos, considerados corredores clave para el narcotráfico.
Washington, por su parte, ha incrementado su presencia militar en el Caribe, desplegando diez cazas F-35 en Puerto Rico bajo el argumento de reforzar la lucha antidrogas.
Contexto más amplio
Las tensiones se enmarcan en años de enfrentamiento político y diplomático entre Caracas y Washington. El mes pasado, Estados Unidos duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro, acusado de narcotráfico y vínculos con grupos criminales, cargos que el mandatario venezolano niega rotundamente.
“Venezuela no es productor de drogas”, insiste el gobierno bolivariano, que interpreta la ofensiva estadounidense como un intento de desestabilización política para propiciar un cambio de régimen.
Mientras tanto, las familias de los fallecidos exigen claridad y justicia, atrapadas en medio de un pulso geopolítico que amenaza con agravar la ya frágil estabilidad regional.
Crédito fotográfico: CNN