Veteranos militares canadienses, ansiosos por compartir su historia, ante el descenso de su número

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Los veteranos militares canadienses son testigos de la historia de su país, y de los conflictos que han marcado al mundo. Sin embargo, su número está disminuyendo cada año, y muchos de ellos temen que sus experiencias se pierdan o se olviden. Por eso, algunos veteranos han decidido compartir sus historias con el público, a través de libros, documentales, entrevistas o visitas a las escuelas.

Uno de ellos es John MacFarlane, de 97 años, que sirvió en la Real Fuerza Aérea Canadiense durante la Segunda Guerra Mundial. MacFarlane participó en misiones de bombardeo sobre Alemania, y fue derribado y capturado por los nazis. Pasó más de un año como prisionero de guerra, y sufrió torturas y hambre. MacFarlane ha escrito un libro sobre su experiencia, titulado “Lucky Johnny: The Life and Times of a Canadian POW”, que se publicará el próximo mes de noviembre. MacFarlane dice que escribió el libro para honrar a sus compañeros caídos, y para educar a las nuevas generaciones sobre los horrores de la guerra.

Otro veterano que ha compartido su historia es Paul Nichols, de 53 años, que sirvió en el Ejército Canadiense durante la guerra de Bosnia. Nichols fue testigo de las atrocidades cometidas por los serbios contra los musulmanes, y sufrió estrés postraumático al regresar a Canadá. Nichols encontró consuelo en los caballos, y decidió emprender un viaje a caballo por todo el país, para conectar con otros veteranos y con la sociedad civil. Su viaje fue documentado en una película llamada “Broken Arrow: The Journey of a Canadian Veteran”, que se estrenó el pasado mes de octubre. Nichols dice que su objetivo es crear conciencia sobre los desafíos que enfrentan los veteranos, y sobre el valor de su servicio.

Según el último censo, el número de veteranos militares canadienses se redujo de 600.000 en 2011 a 497.000 en 2016. Además, la mayoría de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de Corea tienen más de 90 años, y muchos de ellos han fallecido en los últimos años. Los veteranos militares canadienses son conscientes de que su historia es parte del patrimonio nacional, y de que su testimonio puede contribuir a la paz y a la democracia. Por eso, muchos de ellos están dispuestos a compartir sus historias, antes de que sea demasiado tarde.


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