Visita inesperada a Groenlandia: Tensiones entre Dinamarca, EE.UU. y la isla ártica

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THE LATIN VOX (26 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La inesperada visita que miembros de la administración Trump han planeado a Groenlandia ha generado una ola de tensiones diplomáticas y acusaciones de presión inaceptable.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha arremetido contra el gobierno de los Estados Unidos, acusando a Washington de ejercer una “presión inaceptable” sobre Groenlandia, un territorio autónomo que sigue siendo parte del Reino de Dinamarca.

A pesar de las claras objeciones de Dinamarca, la situación sigue avanzando rápidamente, alimentando las controversias sobre el futuro de la isla en un escenario geopolítico cada vez más tenso.

Una visita no solicitada

El conflicto comenzó cuando la administración de Donald Trump amenazó con adquirir Groenlandia, lo que desató una serie de reacciones. La primera ministra Frederiksen, en declaraciones a un canal danés, expresó su frustración: «Es una presión que vamos a resistir», indicó.

Frederiksen no solo rechazó la visita, sino que también calificó como inapropiado que altos funcionarios estadounidenses, como el vicepresidente JD Vance, anunciaran que realizarían el viaje sin haber sido invitados formalmente por el gobierno groenlandés.

Vance, quien había declarado que acompañaría a su esposa Usha en el viaje, comentó en un video publicado en X : “Quiero rejuvenecer la seguridad de la gente de Groenlandia, porque creemos que es importante para la seguridad de todo el mundo”.

La visita, según Vance, pretendía reforzar las relaciones de seguridad entre los dos países. Sin embargo, la crítica de Frederiksen fue contundente: “No puedes hacer una visita privada con representantes oficiales de otro país”.

La postura danesa fue clara: Groenlandia debe decidir sus propios destinos, sin la injerencia de actores externos.

El controvertido deseo de EE.UU. de controlar la isla

La visita de los funcionarios de la administración Trump no es vista como un simple gesto amistoso, sino como una manifestación de las intenciones más profundas de Washington sobre Groenlandia. Trump ha manifestado públicamente en varias ocasiones su deseo de que EE.UU. adquiera el territorio, argumentando que es vital para la seguridad estadounidense debido a su ubicación estratégica en el Ártico.

Aunque Groenlandia goza de un grado considerable de autonomía, sigue estando bajo la soberanía de Dinamarca, lo que convierte a Copenhague en un actor crucial en las relaciones internacionales del territorio.

Según Frederiksen, el interés de EE.UU. en Groenlandia no es nuevo, pero ha adquirido un cariz aún más urgente desde que Trump asumió la presidencia. “Es algo serio… Él quiere Groenlandia”, insistió, refiriéndose a las amenazas previas de Trump para comprar la isla.

Reacciones desde Groenlandia: Un gobierno en transición

La política interna de Groenlandia también se ha visto afectada por esta visita no solicitada. El primer ministro de Groenlandia, Múte Bourup Egede, ha acusado a Washington de interferencia extranjera, dada la inestabilidad política interna que vive la isla mientras se forman coaliciones después de las recientes elecciones.

Aunque algunos políticos groenlandeses, como Kuno Fencker del partido Naleraq, se han mostrado a favor de acercarse a EE.UU., especialmente por sus lazos con la administración Trump, otros consideran que la visita es una injerencia no deseada.

El partido Naleraq, conocido por sus posiciones pro-estadounidenses, abandonó las negociaciones para formar una coalición, citando que la visita podría influir indebidamente en las decisiones políticas internas de Groenlandia.

«Tiene un efecto porque muchos miembros piensan que estamos vendiendo el país a EE.UU.», expresó Fencker, destacando la creciente división dentro de la política groenlandesa sobre el papel de Estados Unidos en el futuro del territorio.

La respuesta de la Casa Blanca: La visita como oportunidad cultural

A pesar de la oposición de Dinamarca y Groenlandia, la Casa Blanca sigue defendiendo la visita. Se espera que la delegación estadounidense, que incluirá a figuras clave como el consejero de seguridad nacional Mike Waltz y el secretario de Energía Chris Wright, visite una base de la Fuerza Espacial de EE.UU. en el norte de Groenlandia y participe en eventos culturales como una carrera de trineos tirados por perros.

La Casa Blanca ha asegurado que el objetivo de la visita es aprender sobre la cultura, la historia y la gente de Groenlandia, aunque esta explicación no ha logrado aplacar las tensiones en la isla.

El gobierno groenlandés, por su parte, ha rechazado la afirmación de que haya sido una invitación oficial del lado groenlandés. «El gobierno groenlandés no ha emitido invitaciones para visitas, ni oficiales ni privadas», aclararon en un comunicado.

El futuro de Groenlandia: Autonomía en juego

El conflicto sobre la visita refleja una preocupación más profunda sobre el futuro de Groenlandia en el contexto de un mundo cada vez más polarizado. Mientras Estados Unidos sigue viendo el Ártico como un punto estratégico vital para su seguridad nacional, los groenlandeses y daneses luchan por mantener la autonomía y decidir su propio destino, sin presiones externas.

La situación actual ha puesto de manifiesto las tensiones entre los intereses de seguridad global y el derecho de los pueblos a decidir su futuro.

Groenlandia, en su papel de territorio autónomo bajo la soberanía de Dinamarca, se encuentra en una encrucijada, donde las presiones internacionales podrían determinar el rumbo de su independencia y sus relaciones internacionales.

La administración de Trump, por su parte, continúa con su estrategia de influencia sobre el Ártico, mientras Dinamarca y Groenlandia resisten lo que consideran una violación de su soberanía. Sin embargo, el futuro de la isla podría estar más en juego que nunca.

Crédito fotográfico: Daily Express


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