
THE LATIN VOX (20 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El improbable ascenso de Zohran Mamdani como candidato a la alcaldía de Nueva York no solo está sacudiendo los cimientos del establishment político local. También está ofreciendo a comunidades musulmanas y del sur de Asia en todo Estados Unidos un nuevo espejo en el cual reflejar su lugar en el país: no como observadores marginales, sino como protagonistas de su democracia.
Con solo 33 años, nacido en Uganda de padres indios y ciudadano estadounidense desde 2018, Mamdani ha pasado de ser un desconocido activista a convertirse en el primer musulmán y asiático sureño con una posibilidad real de gobernar la ciudad más diversa del mundo.
Su reciente victoria en las primarias demócratas lo catapultó al centro de atención, generando un inusual entusiasmo entre votantes que, durante décadas, se habían sentido invisibilizados o atacados.
‘¿Y si hubiéramos dejado que nuestros hijos fueran políticos?’
En una celebración improvisada en una escuela islámica de Brooklyn, un grupo de padres paquistaníes de clase trabajadora compartía reflexiones que habrían sido impensables hace pocos años. “¿Y si hubiéramos dejado que nuestros hijos fueran políticos, y no solo doctores o ingenieros?”, se preguntaban entre risas y orgullo.
Mamdani ha desafiado esa narrativa tradicional, con una campaña que no solo abrazó su identidad musulmana, sino que la convirtió en fuente de principios: justicia, misericordia y comunidad.
Grupos como DRUM Beats, que organizan políticamente a comunidades del sur de Asia y el Caribe indo en Nueva York, fueron claves en su victoria. Con más de 300 voluntarios que hablaron una docena de idiomas y tocaron más de 10.000 puertas, lograron aumentar en casi un 90% la participación electoral en algunos vecindarios.
Más que identidad: una plataforma política contundente
Mamdani no ganó solo por quién es, sino por lo que propone. Su agenda de vivienda asequible, defensa de los inmigrantes, y oposición al financiamiento estadounidense a Israel ha resonado profundamente en sectores diversos. A pesar de los ataques islamófobos –incluidos llamados infundados de un congresista republicano para que se lo deporte y lo acusen de terrorismo–, Mamdani ha mantenido el enfoque.
Apoya los derechos LGBTQ+, ha defendido con firmeza a los trabajadores inmigrantes, y fue pieza clave en la condonación de deudas para conductores de taxi, tras unirse a una huelga de hambre de dos semanas en 2021. “No sabía que era musulmán hasta después de votar por él”, confesó SK M Mobinul Hoque, un taxista bangladesí. “Lo apoyé porque estuvo con nosotros en un momento crítico”.
Un nuevo símbolo para los votantes musulmanes
Desde los atentados del 11 de septiembre, los musulmanes estadounidenses han sido blanco de vigilancia masiva, perfiles raciales y campañas políticas basadas en el miedo. En Nueva York, la policía infiltró mezquitas, espiaba a estudiantes y colaboró con agencias federales en operaciones encubiertas. El ascenso de Mamdani representa, para muchos, una reivindicación.
“Estamos desafiando la idea de que ser musulmán te hace menos americano”, dice Heba Gowayed, socióloga en CUNY Hunter College. Incluso en comunidades conservadoras, su apoyo no ha flaqueado. Visitó personalmente más de 25 mezquitas durante la campaña, y conectó con los votantes usando referencias de Bollywood y mensajes estéticos de WhatsApp durante el Eid.
Críticas, Israel y Palestina
El apoyo de Mamdani a Palestina lo ha convertido en figura polémica en el discurso público. Ha propuesto prohibir el envío de fondos municipales a organizaciones vinculadas con los asentamientos israelíes, y ha defendido que “intifada” también significa protesta legítima. A pesar de reconocer el derecho de Israel a existir, ha exigido que lo haga bajo principios de igualdad para todos sus ciudadanos.
En lugar de rehuir la controversia, Mamdani ha sido claro: protegerá a los judíos neoyorquinos y a todas las minorías. Para activistas como el Movimiento Juvenil Palestino, su victoria demuestra que “estar en contra del genocidio no es, por sí solo, políticamente costoso en 2025”.
Una nueva política desde abajo
En DRUM Beats lo tienen claro: Mamdani no es un salvador, sino un vehículo para una política comunitaria de largo aliento. “No lo apoyamos porque creamos que va a salvar a Nueva York”, dijo el organizador Raza Gillani en una reciente reunión. “Si no cumple sus promesas, lo haremos rendir cuentas”.
Esa visión empieza a echar raíces entre votantes que, por años, votaron por el “mal menor”. Ahora, impulsados por una generación de líderes como Mamdani, buscan construir poder desde abajo, no solo en las urnas, sino en las calles, en las mezquitas, en los taxis y en las aulas.
El próximo capítulo
Si gana en noviembre, Zohran Mamdani no solo hará historia como el primer alcalde musulmán de Nueva York. También enviará un mensaje poderoso al país: que un inmigrante del sur global, con ciudadanía reciente, fe musulmana, y una agenda de izquierda puede representar a la ciudad más emblemática de América.
Más allá de su origen, su religión o sus posturas, lo que está en juego es una nueva visión del liderazgo: una que no pide permiso para existir, sino que exige justicia para todos.
Crédito fotográfico: CNN