A pesar de la coronación del rey Carlos III, los canadienses no parecen emocionados al respecto. En los años 50, cuando la reina Isabel II fue coronada, los canadienses estaban más interesados en la monarquía. Aunque la coronación no se pudo transmitir en vivo en ese entonces, se filmó y se transmitió después en el canal de televisión CBC, lo que emocionó a muchos estudiantes de la época, aunque uno de ellos no quedó muy impresionado con las imágenes.
En la actualidad, muchos canadienses no se oponen a que el país se convierta en una república. En lugar de la monarquía, la identidad canadiense se basa en la oficialidad de dos idiomas, la CBC, el control de armas, el sistema de salud universal y las prestaciones generosas para la licencia de paternidad.
Sin embargo, existe un grupo en Canadá que todavía siente una conexión especial con la monarquía: los líderes indígenas. La relación de los pueblos indígenas con la monarquía británica se remonta a la Proclamación Real de 1763, que establece el control político y administrativo británico en toda América del Norte. Lo importante para los pueblos indígenas es que la Proclamación estableció un límite en la frontera del asentamiento europeo y que los colonos blancos individuales no podían establecer colonias más allá de esa línea, sino que solo la Corona podía reclamar parte de ese territorio.
A pesar de la validez de la Proclamación en Canadá, los colonos blancos a menudo la desafiaron al invadir los territorios indígenas oficialmente reconocidos. En 1982, cuando se agregó la Carta de Derechos y Libertades a la Constitución canadiense, se incluyó la Proclamación Real en la sección que trata los derechos de los pueblos indígenas. Si bien esto fue resultado de la intensa presión de los líderes indígenas, la sección de la Carta no garantizaba títulos aborígenes de tierras o el derecho a la autogestión. A pesar de esto, la monarquía sigue siendo importante para muchos líderes indígenas.