Los reclusos de una cárcel de Terranova y Labrador denuncian que se sienten desesperados, solos y cada vez más enfermos debido a las condiciones de aislamiento y hacinamiento que sufren por la pandemia de COVID-19. Según un informe, algunos presos del Centro Correccional de Her Majesty’s Penitentiary (HMP) en St. John’s han pasado más de un año sin poder ver a sus familias, recibir visitas legales o acceder a programas de rehabilitación.
El informe cita el testimonio de varios reclusos que describen la situación como una “tortura psicológica” que afecta a su salud mental y física. Uno de ellos, que pidió permanecer en el anonimato, dijo que se siente “como un animal enjaulado” y que ha perdido 30 libras desde que ingresó en la cárcel. Otro, que también prefirió no revelar su identidad, afirmó que ha desarrollado ansiedad, depresión y pensamientos suicidas por la falta de contacto humano y apoyo.
Los reclusos también se quejan de la falta de medidas sanitarias para prevenir los contagios de COVID-19 en la cárcel, donde hay más de 150 personas alojadas en un espacio diseñado para 90. Según el informe, no hay suficiente ventilación, limpieza o distanciamiento físico en las celdas, que a menudo se comparten con otros presos. Además, los reclusos no tienen acceso a mascarillas, guantes o desinfectante de manos.
El informe señala que el gobierno provincial ha reconocido los problemas del HMP y ha anunciado planes para construir una nueva cárcel con más capacidad y mejores instalaciones. Sin embargo, los reclusos dicen que eso no soluciona su situación actual y piden que se les trate con dignidad y respeto. Algunas de sus demandas son: poder recibir visitas virtuales o telefónicas de sus familiares y abogados, tener acceso a programas educativos y terapéuticos, y ser trasladados a otras cárceles menos saturadas o a arrestos domiciliarios si cumplen los requisitos.