La ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, ha defendido la independencia del banco central del país, el Banco de Canadá, ante las críticas que ha recibido por su gestión de la inflación, que ha alcanzado su nivel más alto en casi dos décadas.
En una entrevista, Freeland afirmó que el gobierno respeta el mandato del banco central, que consiste en mantener la inflación en torno al 2% anual, y que no interferirá en sus decisiones sobre la política monetaria. “Creo firmemente en la independencia del Banco de Canadá y en su capacidad para cumplir con su mandato”, dijo.
La inflación en Canadá se situó en el 4,1% interanual en agosto, el nivel más alto desde marzo de 2003, impulsada por el aumento de los precios de la energía, los alimentos, los vehículos y los bienes duraderos. Este dato supera las expectativas de los analistas y del propio banco central, que había pronosticado una inflación del 3% para el tercer trimestre.
El banco central ha mantenido su tasa de interés de referencia en el mínimo histórico del 0,25% desde marzo de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 golpeó la economía. Además, ha implementado un programa de compra de bonos del gobierno por valor de 3.000 millones de dólares canadienses (unos 2.370 millones de dólares estadounidenses) por semana, con el fin de estimular el crédito y la demanda.
El gobernador del banco central, Tiff Macklem, ha asegurado que la inflación actual es temporal y que se debe a factores transitorios relacionados con la reapertura de la economía y la recuperación de la demanda tras el impacto de la pandemia. Macklem ha indicado que el banco central espera que la inflación se modere hacia el 2% a mediados de 2022, y que no subirá los tipos de interés hasta que la brecha entre la producción potencial y la real se cierre, lo que prevé que ocurra en la segunda mitad de 2022.
Sin embargo, algunos sectores han criticado al banco central por su política monetaria laxa, y le han instado a actuar con más rapidez y firmeza para contener la inflación y evitar que se desboque. Entre los críticos se encuentran algunos economistas, analistas, inversores y políticos, especialmente del Partido Conservador, el principal partido de la oposición.
El líder conservador, Erin O’Toole, ha acusado al gobierno liberal del primer ministro Justin Trudeau de ser responsable de la inflación por su elevado gasto público y su déficit fiscal. O’Toole ha prometido que si gana las elecciones generales del próximo 20 de septiembre, revisará el mandato del banco central y le exigirá que tenga más en cuenta el crecimiento económico y el empleo.
Freeland ha rechazado estas críticas y ha defendido la gestión económica del gobierno, que ha destinado más de 100.000 millones de dólares canadienses (unos 79.000 millones de dólares estadounidenses) a medidas de apoyo a los hogares, las empresas y los sectores más afectados por la crisis sanitaria. Freeland ha afirmado que estas medidas han ayudado a preservar millones de empleos y a evitar una recesión más profunda y prolongada. “Nuestra prioridad absoluta ha sido proteger a los canadienses y apoyar a nuestra economía”, dijo.