Los asistentes educativos, que son profesionales que apoyan a los estudiantes con necesidades especiales en las escuelas, han visto reducir sus salarios y su poder adquisitivo en los últimos años. Según un artículo de Canada.com, los asistentes educativos ganan un promedio de 19,72 dólares canadienses por hora, lo que supone un 6% menos que en 2014, cuando ganaban 21,03 dólares por hora.
Esta disminución salarial se debe a varios factores, como la falta de negociación colectiva, la congelación de los salarios por parte de los gobiernos provinciales y la inflación. Además, los asistentes educativos suelen trabajar a tiempo parcial o por contrato, lo que les impide acceder a beneficios laborales como el seguro médico, el seguro dental o el plan de pensiones.
Como resultado, muchos asistentes educativos viven por debajo del umbral de pobreza, que se sitúa en 22,16 dólares por hora para una familia de cuatro personas. Esto significa que tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas, como la vivienda, la alimentación o el transporte. Asimismo, sufren estrés y ansiedad por su situación económica y laboral.
El artículo cita el testimonio de una asistente educativa de Ontario, que dice que tiene que trabajar en dos escuelas diferentes para llegar a fin de mes y que no puede permitirse ir al dentista o comprar ropa nueva. También dice que se siente infravalorada y despreciada por su trabajo, que es esencial para el desarrollo y el aprendizaje de los estudiantes con necesidades especiales.
El artículo denuncia que los asistentes educativos son víctimas de una injusticia social y laboral, y que su trabajo no se reconoce ni se remunera adecuadamente. Así, el artículo pide al gobierno federal y a los gobiernos provinciales que aumenten los salarios y las condiciones laborales de los asistentes educativos, y que les otorguen el respeto y la dignidad que merecen.