Canadá se comprometió a dejar de enviar residuos plásticos no deseados a otros países, pero un nuevo informe revela que esta práctica continúa. Según el informe de la organización ambientalista Oceana, Canadá exportó más de 44.000 toneladas de residuos plásticos a 25 países en 2020, lo que representa un aumento del 9% respecto al año anterior.
El informe señala que la mayoría de estos residuos plásticos se enviaron a países en desarrollo o con economías emergentes, como Malasia, Indonesia y Turquía, donde existe un alto riesgo de que terminen en el océano o en vertederos ilegales. Además, el informe afirma que el 86% de los residuos plásticos exportados por Canadá no eran reciclables, sino que se clasificaban como “mezclados” o “sucios”.
Esto contradice la promesa que hizo Canadá en 2019 de adherirse al Convenio de Basilea, un tratado internacional que regula el movimiento transfronterizo de desechos peligrosos. El convenio establece que los países deben obtener el consentimiento previo de los países receptores antes de enviarles residuos plásticos mezclados o sucios. Sin embargo, el informe de Oceana indica que Canadá no ha cumplido con esta obligación.
La organización ambientalista insta a Canadá a tomar medidas urgentes para reducir su producción y consumo de plásticos de un solo uso, así como para mejorar su sistema de gestión y reciclaje de residuos plásticos. También pide al gobierno canadiense que prohíba la exportación de residuos plásticos no reciclables y que se asegure de que los residuos plásticos reciclables se envíen solo a países que tengan la capacidad y la voluntad de procesarlos adecuadamente.
Según Oceana, Canadá tiene la responsabilidad moral y legal de resolver el problema de los residuos plásticos que genera, en lugar de trasladarlo a otros países. El informe advierte que si Canadá no cambia su comportamiento, contribuirá al creciente problema de la contaminación plástica en el mundo, que amenaza la salud de los ecosistemas marinos y la vida humana.