Un canadiense muere en México tras el paso del huracán Otis, el más potente en golpear el país

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Un ciudadano canadiense se encuentra entre las víctimas mortales del huracán Otis, que azotó la ciudad turística de Acapulco, en el Pacífico mexicano, la semana pasada. El gobierno canadiense dijo que estaba al tanto de los informes sobre el fallecimiento y que los funcionarios consulares estaban en contacto con las autoridades locales para obtener más información.

El canadiense fue uno de los tres residentes extranjeros que perdieron la vida cuando la tormenta de categoría 5 impactó en Acapulco el 25 de octubre. Los otros dos extranjeros eran estadounidenses y británicos, según informaron las autoridades mexicanas. Los tres extranjeros llevaban tiempo viviendo en Acapulco y no se les consideraba turistas.

Otis inundó las calles, arrancó los techos de las casas y los hoteles, y cortó las comunicaciones y el acceso por carretera y aire. Las líneas telefónicas y eléctricas caídas dificultaron que los funcionarios pudieran evaluar rápidamente la magnitud de los daños. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el gobierno estaba trabajando para restablecer la energía y limpiar la devastación causada por el huracán, que calificó de «realmente desastroso».

El número exacto de muertos ha sido confuso, pero se estima que más de 40 personas murieron a causa de la tormenta. El gobierno informó el domingo que al menos 48 personas habían fallecido; la agencia de protección civil de México dijo en un comunicado que 43 de los muertos estaban en Acapulco y cinco en el municipio cercano de Coyuca de Benítez. La gobernadora del estado de Guerrero creó cierta confusión el lunes al reportar 45 muertos, pero no quedó claro si se refería solo a Acapulco o a todo el estado. La gobernadora también dijo que el número de desaparecidos había aumentado a 47.

Los costes de los daños podrían ascender hasta los 15.000 millones de dólares según las estimaciones, y México ha enviado unos 17.000 miembros de las fuerzas armadas para mantener el orden y ayudar a distribuir alimentos y suministros en Acapulco. El desastre golpeó a Acapulco aproximadamente siete meses antes de las próximas elecciones presidenciales de México, y López Obrador reiteró el lunes su afirmación de que sus críticos estaban atacando su respuesta a Otis e inflando su impacto por razones electorales. Sus airadas denuncias han provocado críticas de que el presidente estaba minimizando la gravedad del desastre.


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