Los canadienses que usan combustible para calefacción en sus hogares ya no tendrán que pagar el impuesto federal al carbono, pero eso no significa que vayan a ahorrar mucho dinero. El precio del petróleo ha subido considerablemente en los últimos meses, lo que se traduce en facturas más altas para los consumidores.
El gobierno federal anunció el mes pasado que eliminaría el precio del carbono del combustible para calefacción a partir del 1 de noviembre, como parte de su plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La medida beneficiaría a unos 2,5 millones de hogares, principalmente en las regiones rurales y remotas, que dependen del combustible para calefacción.
Sin embargo, el alivio fiscal podría ser menor de lo esperado, ya que el precio del petróleo ha aumentado un 70% desde el año pasado, debido a la mayor demanda mundial y a los problemas de suministro. Según la Asociación Canadiense de Combustibles para Calefacción, el costo promedio del combustible para calefacción en octubre fue de 95 centavos por litro, frente a los 56 centavos por litro del año pasado.
Esto significa que una familia que usa 2.000 litros de combustible para calefacción al año podría ahorrar unos 100 dólares al no pagar el precio del carbono, pero tendría que pagar unos 780 dólares más por el aumento del precio del petróleo. Por lo tanto, el ahorro neto sería de solo 80 dólares, o un 4% menos que el año pasado.
El precio del carbono, que se introdujo en 2019, es una de las principales herramientas del gobierno federal para incentivar la transición a fuentes de energía más limpias y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El precio actual es de 40 dólares por tonelada de CO2, lo que equivale a unos 10 centavos por litro de combustible para calefacción. El precio del carbono está previsto que aumente a 50 dólares por tonelada en 2022 y a 170 dólares por tonelada en 2030.
El gobierno federal ha afirmado que el precio del carbono es neutral para los ingresos, ya que devuelve el dinero recaudado a los contribuyentes a través de un crédito fiscal. Sin embargo, algunos críticos han cuestionado la eficacia y la equidad de esta medida, especialmente para los residentes de las zonas rurales y remotas, que tienen menos opciones de transporte y calefacción.
El gobierno federal también ha anunciado otras medidas para ayudar a los canadienses a reducir su dependencia del combustible para calefacción, como ofrecer subsidios para mejorar la eficiencia energética de los hogares y facilitar el acceso a fuentes de energía renovables, como la electricidad y el gas natural. Sin embargo, estas medidas podrían tardar años en tener un impacto significativo en las emisiones y en los costos de calefacción. Mientras tanto, los canadienses que usan combustible para calefacción tendrán que seguir pagando precios altos por el petróleo, independientemente del precio del carbono.