Canadá ha registrado un repunte de los contagios de COVID-19 en las últimas semanas, lo que ha llevado a las autoridades a endurecer las medidas sanitarias para contener la propagación del virus. Una de las provincias más afectadas es Ontario, donde se ha vuelto a hacer obligatorio el uso de mascarillas en los espacios públicos cerrados desde el pasado lunes.
Según los datos oficiales, Ontario reportó 1.138 nuevos casos de COVID-19 y 23 muertes relacionadas con la enfermedad el martes. Se trata del mayor número de casos diarios desde el 8 de junio, cuando se registraron 1.172 infecciones. La tasa de positividad de las pruebas también ha aumentado al 3,5%, el nivel más alto desde el 9 de junio.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, anunció el viernes pasado que la provincia entraba en la fase 3 del plan de reapertura, lo que implica el levantamiento de la mayoría de las restricciones de aforo y distancia social en los negocios y actividades. Sin embargo, advirtió que el uso de mascarillas seguiría siendo obligatorio en los lugares donde no se pueda garantizar el distanciamiento físico, como las tiendas, los restaurantes, los cines, los gimnasios, los transportes públicos y las escuelas.
Ford explicó que la medida busca proteger a la población de la variante Delta, que es más contagiosa y resistente a las vacunas que las cepas anteriores del coronavirus. Según los expertos, la variante Delta es la responsable del 90% de los nuevos casos de COVID-19 en Ontario.
El primer ministro también instó a los ciudadanos que aún no se han vacunado a que lo hagan cuanto antes, ya que la vacunación es la mejor forma de prevenir las formas graves de la enfermedad y evitar una cuarta ola de la pandemia. Hasta el momento, el 82% de los habitantes de Ontario mayores de 12 años han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, y el 75% han completado la pauta de vacunación.