La policía de Vancouver planea destruir las pruebas del caso de Robert Pickton, el granjero que asesinó a decenas de mujeres en su propiedad de Port Coquitlam, en la Columbia Británica, Canadá. Sin embargo, los familiares de las víctimas y los grupos de defensa de los derechos humanos se oponen a esta decisión y piden que se conserven las pruebas para una posible investigación futura.
Pickton fue condenado en 2007 por el asesinato de seis mujeres, pero se cree que mató a muchas más. En una conversación grabada con un policía encubierto, Pickton confesó haber matado a 49 mujeres y haber alimentado a sus cerdos con sus restos. La policía encontró en su granja restos humanos, objetos personales de las víctimas y muestras de ADN.
La policía de Vancouver dice que quiere destruir las pruebas porque ya no son necesarias para el proceso judicial, y porque ocupan mucho espacio y recursos. Además, argumenta que las pruebas podrían suponer un riesgo para la salud y la seguridad, ya que contienen material biológico y químico.
Sin embargo, los familiares de las víctimas y los activistas consideran que las pruebas son importantes para esclarecer la verdad y honrar la memoria de las mujeres asesinadas. Muchas de las víctimas eran indígenas o trabajadoras sexuales, y sus desapariciones fueron ignoradas o desestimadas por la policía durante años.
Los opositores al plan de la policía quieren que se preserve el material para una posible investigación independiente que determine las responsabilidades de las autoridades y las fallas del sistema. También quieren que se les permita acceder a las pruebas para identificar a las víctimas y recuperar sus pertenencias.
La policía de Vancouver ha dicho que consultará con los familiares de las víctimas antes de tomar una decisión final sobre el destino de las pruebas. Sin embargo, no ha dado una fecha concreta para hacerlo. Mientras tanto, los familiares y los activistas siguen exigiendo justicia y transparencia en el caso Pickton.