Un reciente análisis publicado en Nature Ecology & Evolution, liderado por las universidades de Stanford y La Sorbona, ha revelado que al menos 70 especies de lombrices de tierra importadas han colonizado extensas áreas en América del Norte. Estas lombrices representan una amenaza significativa, a menudo pasada por alto, para los ecosistemas nativos.
Las lombrices de tierra, en su mayoría invisibles y poco apreciadas, desempeñan un papel crucial en la salud de los suelos. Su movimiento crea túneles que permiten la penetración de aire, agua y nutrientes, y sus desechos actúan como un valioso fertilizante. Además, influyen en procesos que afectan a las comunidades superficiales y a la atmósfera.
Sin embargo, estas lombrices exóticas también pueden tener consecuencias negativas. Por ejemplo, algunas de ellas alteran las propiedades del suelo, como los nutrientes, el pH y la textura, lo que afecta la calidad de los cultivos. Además, su presencia puede estresar los árboles en los bosques latifoliados del norte de Estados Unidos y Canadá, alterando el microhábitat del suelo y desencadenando impactos en la red alimentaria que favorecen la propagación de plantas invasoras.
Este análisis subraya la necesidad de comprender y gestionar mejor a estos invasores en nuestros ecosistemas. Las lombrices de tierra cuentan la historia del Antropoceno, la era en la que vivimos, caracterizada por la homogeneización global de la biodiversidad y la alteración de los procesos naturales.