La aclamada cantante Lana Del Rey se ha consagrado como un ícono de culto con su reciente actuación en el festival de música Coachella, donde cerró la noche del viernes con un espectáculo que abarcó toda su carrera. Acompañada por estrellas como Jon Batiste, Billie Eilish y Jack Antonoff, Del Rey ofreció una actuación encantadora que dejó una marca indeleble en el público presente.
Con un set que incluyó baladas desde sus primeros días en la industria hasta su más reciente álbum, Del Rey cautivó a los asistentes con su presencia etérea y su energía venusina. Su entrada al escenario fue tan dramática como su música: montada en la parte trasera de una motocicleta, avanzó serenamente hacia el escenario seguida por un cortejo completo.
Durante su actuación, Del Rey manejó con calma un problema técnico con el micrófono, demostrando su profesionalismo y su capacidad para mantener la compostura bajo presión. Además, sorprendió a los fans con una actuación holográfica, dejando atrás un holograma de sí misma como su representante en el escenario mientras ella se retiraba discretamente.
El momento culminante de la noche llegó cuando Billie Eilish, quien ha citado a Del Rey como una influencia que “cambió la música para las chicas”, se unió a ella en el escenario para interpretar “Ocean Eyes” y “Video Games”, lo que provocó un canto colectivo resonante entre la audiencia.
La actuación de Lana Del Rey en Coachella es su primera desde que anunció su próximo álbum de música country, que será su décimo álbum en general, previsto para lanzarse más adelante este año. Su salida del escenario fue tan regia como su llegada, despidiéndose con elegancia mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo y una banda de jazz en vivo tocaba una melodía de ragtime.
Este memorable acto no solo reafirma la posición de Lana Del Rey como una artista icónica, sino que también solidifica su estatus como un símbolo perdurable en la cultura pop.