En un contexto de tensiones crecientes, Israel se encuentra en una encrucijada estratégica después de que Irán lanzara un ataque con drones y misiles. Aunque Estados Unidos ha declarado que no participará en ningún ataque de represalia por parte de Israel, la administración Biden ha reafirmado su apoyo “inquebrantable” al país.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, en un discurso durante el desfile del Día del Ejército, proclamó la victoria y advirtió que cualquier invasión, por mínima que fuera, de Israel sería recibida sin misericordia. Este desfile no se llevó a cabo en su ubicación habitual y tampoco fue transmitido en vivo, lo que indica una posible precaución de Irán ante una respuesta israelí.
Israel ha logrado interceptar el 99% del ataque de Irán, un hecho sin precedentes que demuestra la capacidad defensiva del país. Sin embargo, la naturaleza calculada del ataque iraní, que parecía destinado a fallar, ha dejado a Israel con la decisión de cómo responder adecuadamente.
Los aliados de Israel han instado a la moderación, sugiriendo que el país podría optar por la “paciencia estratégica”, evitando una respuesta directa y continuando con su estrategia de apuntar a aliados proxy de Irán en la región. Mientras tanto, el gabinete de guerra de Israel no ha dejado de reunirse para discutir las posibles respuestas al ataque.
Este incidente marca la primera vez que Irán lanza un ataque directo en suelo israelí, y aunque el daño físico ha sido limitado, las implicaciones políticas y estratégicas podrían ser significativas. Con la comunidad internacional observando de cerca, el próximo paso de Israel podría tener consecuencias duraderas para la estabilidad regional.