El Parlamento de Georgia ha votado para anular el veto presidencial del proyecto de ley sobre “agentes extranjeros”, lo que ha sumido al país del Cáucaso del Sur en una crisis.
A pesar de las críticas de Occidente, que considera que la legislación es autoritaria e inspirada en Rusia, la legislatura, controlada por el partido gobernante Georgian Dream, ha desestimado el veto de la presidenta Salome Zourabichvili.
El proyecto de ley, aprobado por el parlamento a principios de este mes, requiere que los medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales y otros grupos sin fines de lucro se registren como “perseguidores de los intereses de un poder extranjero” si reciben más del 20 por ciento de su financiación del extranjero.
Aunque el gobierno argumenta que el proyecto de ley es necesario para frenar lo que considera actores extranjeros perjudiciales que intentan desestabilizar la nación del Cáucaso del Sur de 3,7 millones de habitantes, muchos periodistas y activistas georgianos argumentan que su verdadero objetivo es estigmatizarlos y restringir el debate de cara a las elecciones parlamentarias programadas para octubre. Los críticos han denominado a la legislación como “la ley rusa”, ya que se asemeja a las medidas impulsadas por el Kremlin para reprimir a los medios de comunicación independientes, las organizaciones sin fines de lucro y los activistas.
Además, se ha sugerido que esta medida podría estar impulsada por Moscú para obstaculizar las posibilidades de Georgia de integrarse aún más con Occidente.