Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el hambre continuó siendo una crisis devastadora en 2023, afectando a un preocupante total de 733 millones de personas en todo el mundo. Este alarmante aumento representa un incremento significativo respecto a años anteriores, exacerbado por una combinación de conflictos prolongados, crisis climáticas severas y la persistente desigualdad económica global.
El informe detalla que las regiones más afectadas incluyen partes de África subsahariana, el sur de Asia y América Latina, donde millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria crónica. Además, la pandemia de COVID-19 y sus impactos socioeconómicos continuaron exacerbando la situación, dejando a muchas comunidades vulnerables sin acceso adecuado a alimentos nutritivos y asequibles.
El acceso desigual a recursos agrícolas, las interrupciones en las cadenas de suministro y los conflictos armados han contribuido significativamente a esta crisis global, dejando a millones de personas en riesgo de hambruna y malnutrición severa. La ONU advierte que, a menos que se tomen medidas urgentes y coordinadas a nivel mundial, la situación podría empeorar aún más en los próximos años, exacerbando las disparidades económicas y sociales.
Organizaciones humanitarias y agencias de la ONU han intensificado sus esfuerzos para proporcionar asistencia alimentaria y apoyo a las comunidades más afectadas, sin embargo, se enfrentan a desafíos cada vez mayores debido a la falta de financiamiento adecuado y la complejidad de operar en entornos conflictivos y de emergencia.
El informe subraya la necesidad urgente de un compromiso global renovado para abordar las causas subyacentes del hambre y la inseguridad alimentaria, incluyendo la promoción de sistemas alimentarios sostenibles, la inversión en agricultura resiliente al clima y la implementación de políticas que protejan a los más vulnerables en tiempos de crisis.
La ONU hace un llamado a la solidaridad global y a la cooperación multilateral para garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos suficientes y nutritivos, cumpliendo así con los objetivos de desarrollo sostenible y asegurando un futuro más justo y equitativo para todos.