Las recientes muertes de seis rehenes israelíes en Gaza han llevado a los manifestantes en Israel a un punto de quiebre, desencadenando una ola de protestas masivas en todo el país. Los cuerpos de los rehenes, que habían sido capturados por Hamas el 7 de octubre del año pasado, fueron encontrados en un túnel en Gaza el pasado fin de semana, lo que provocó una indignación generalizada y un llamado urgente a un alto el fuego.
El lunes por la noche, miles de manifestantes marcharon por las calles de Tel Aviv y Jerusalén, llevando ataúdes simbólicos y pancartas que exigían la liberación de los rehenes restantes. La protesta se intensificó frente a la residencia del Primer Ministro Benjamin Netanyahu, donde los manifestantes expresaron su frustración y dolor por la pérdida de vidas que, según ellos, podrían haberse salvado.
Anna Rubin, una de las manifestantes en Tel Aviv, expresó su desesperación: «El hecho de que estuvieran vivos y fueran asesinados justo antes de poder ser rescatados, eso fue lo que rompió todo. Mucha gente está al borde y se da cuenta de que quedarse en casa no va a cambiar nada».
La situación ha llevado a una huelga general convocada por el sindicato de trabajadores del país, aunque su impacto fue desigual. En Tel Aviv, el corazón liberal del país, muchas tiendas y restaurantes permanecieron abiertos, a pesar de cerrar brevemente en solidaridad con la protesta la noche anterior.
En una conferencia de prensa en vivo, Netanyahu defendió la postura de su gobierno, rechazando cualquier demanda de más concesiones en las negociaciones con Hamas. “Estos asesinos ejecutaron a seis de nuestros rehenes; les dispararon en la parte posterior de la cabeza”, dijo Netanyahu. «Y ahora, después de esto, ¿nos piden que mostremos seriedad? ¿Nos piden que hagamos concesiones?».
La respuesta del público ha sido de una ira palpable, con muchos acusando al gobierno de haber abandonado a los rehenes al no negociar un acuerdo que permitiera su liberación. Nimrod Goren, un experto en asuntos israelíes, comentó: «La noticia realmente reflejó los temores más profundos que rodeaban esta crisis de rehenes, sabiendo que estaban vivos hace solo unos días y que la presión militar no logró traerlos a casa».
A medida que las protestas continúan, la nación se encuentra en un estado de confrontación y división profunda. La presión sobre Netanyahu y su gobierno aumenta, mientras los manifestantes exigen un cambio de rumbo y la liberación de los rehenes restantes. La situación sigue siendo tensa y el futuro incierto, con la esperanza de que las voces de los manifestantes sean escuchadas y se logre una solución pacífica.