En un sorprendente giro de los acontecimientos, los científicos han descubierto que un tiburón realmente grande fue devorado por otro tiburón aún más grande. Este hallazgo ha dejado perplejos a los investigadores y ha abierto nuevas preguntas sobre la dinámica de los depredadores en el océano.
El caso comenzó cuando los investigadores del Laboratorio de Peces Grandes de la Universidad Estatal de Oregón, liderados por el biólogo marino James A. Sulikowski, estaban monitoreando los hábitos de migración y apareamiento de los tiburones marrajo sardinero, también conocidos como porbeagle. Uno de estos tiburones, una hembra de 2.4 metros llamada Penélope, fue etiquetada y liberada cerca de Cape Cod en 2020. Sin embargo, después de solo cinco meses, el dispositivo de seguimiento de Penélope dejó de transmitir, lo que llevó a los científicos a investigar su desaparición.
Los datos recuperados del dispositivo de seguimiento revelaron que Penélope había sido devorada por un depredador mucho más grande. Los científicos concluyeron que el culpable más probable era otro tiburón, posiblemente un gran tiburón blanco. Este evento marca la primera evidencia documentada de que los tiburones marrajo sardinero, que se pensaba que eran depredadores ápice, también pueden ser presa de otros tiburones más grandes.
Penélope fue etiquetada con un transmisor satelital y un dispositivo de archivo satelital pop-off (PSAT) que registraba datos sobre la profundidad y la temperatura del agua. Estos dispositivos están diseñados para desprenderse después de un año, pero el de Penélope se desprendió prematuramente. Los datos mostraron que, antes de su desaparición, Penélope había estado nadando a profundidades de hasta 100 metros durante el día y a unos 200 metros durante la noche. Sin embargo, en diciembre de 2020, los datos indicaron que el tiburón comenzó a sumergirse a profundidades de hasta 800 metros durante el día, lo que sugiere que algo inusual había ocurrido.
Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la ecología de los tiburones. Los tiburones marrajo sardinero son conocidos por su capacidad para regular su temperatura corporal, lo que les permite sobrevivir en aguas frías y templadas. Son depredadores rápidos y musculosos, con dientes en forma de lanza que los hacen formidables cazadores. Sin embargo, este evento demuestra que incluso estos grandes depredadores no están exentos de ser presa de otros tiburones más grandes.
La comunidad científica ha reaccionado con asombro ante este hallazgo. Aunque algunos investigadores no involucrados en el estudio consideran que las conclusiones son plausibles, señalan que se necesita más investigación para confirmar sin lugar a dudas que Penélope fue víctima de un ataque de otro tiburón. Este evento también destaca la importancia de continuar monitoreando y estudiando a los tiburones para comprender mejor sus comportamientos y las amenazas a las que se enfrentan.
El descubrimiento de que un tiburón gigante fue devorado por otro aún más grande es un recordatorio de que el océano es un lugar lleno de misterios y peligros. Este hallazgo no solo desafía nuestras percepciones sobre los depredadores ápice, sino que también subraya la complejidad de las interacciones entre las especies marinas. A medida que los científicos continúan investigando, es probable que descubramos aún más sorpresas sobre la vida en el océano.