En un enfrentamiento muy esperado, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump se encontraron por primera vez en el escenario del debate presidencial en Filadelfia el 10 de septiembre de 2024. Durante los 90 minutos del debate, Harris logró poner a Trump a la defensiva con ataques personales que lo dejaron visiblemente frustrado y fuera de su mensaje principal.
Harris aprovechó temas como el tamaño de las multitudes en los mítines de Trump, su conducta durante el asalto al Capitolio y las críticas de exfuncionarios de su administración para desestabilizar al expresidente. En un momento, Harris sugirió que los asistentes a los mítines de Trump se iban temprano por aburrimiento, lo que provocó una larga defensa de Trump sobre el tamaño de sus multitudes.
Las encuestas realizadas después del debate muestran que Harris salió victoriosa. Una encuesta de CNN reveló que el 63% de los espectadores consideraron que Harris tuvo un mejor desempeño, en comparación con el 37% que favoreció a Trump. Además, una encuesta de Reuters/Ipsos realizada después del debate mostró que Harris había ampliado su ventaja sobre Trump, liderando con un 47% frente al 42% de Trump.
Los analistas políticos coinciden en que Harris logró mantener a Trump a la defensiva durante gran parte del debate, especialmente en temas como la economía y el aborto. Harris criticó las propuestas de aranceles de Trump, llamándolas un “impuesto de ventas de Trump”, y mencionó el controvertido plan Project 2025, lo que obligó a Trump a distanciarse del proyecto y defender su plan de aranceles.
El debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump no solo fue un espectáculo de confrontación política, sino que también tuvo un impacto significativo en las encuestas, consolidando la posición de Harris como la favorita en la carrera presidencial de 2024.