Perú enfrenta una grave crisis ambiental debido a una serie de incendios forestales que han afectado a más de 20 regiones del país. Según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), se han registrado más de 170 incendios forestales en lo que va del año 2024, causando estragos significativos en diversas áreas del país.
Las regiones más afectadas incluyen Cusco, con 31 incendios, Huancavelica con 21, y Huánuco con 17. Otras regiones como Cajamarca y Ucayali también han sufrido impactos considerables, con 14 y 11 incendios respectivamente. Estos incendios han destruido miles de hectáreas de bosques y tierras de cultivo, afectando gravemente la biodiversidad y las comunidades locales que dependen de estos recursos naturales.
La magnitud de los incendios ha superado la capacidad de respuesta local, generando una preocupación a nivel nacional. Hasta la fecha, se han reportado 14 fallecidos y más de 1,876 personas damnificadas. Las autoridades locales y nacionales están trabajando arduamente para controlar los incendios, pero la falta de recursos y la extensión de los mismos han dificultado los esfuerzos de mitigación.
El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, ha expresado su preocupación por la falta de solicitud de ayuda internacional y ha enfatizado la importancia de recurrir a la colaboración externa para enfrentar esta emergencia. Además, organizaciones como el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) y los bomberos voluntarios están luchando para detener el avance del fuego, aunque sus recursos son limitados.
La situación es crítica y requiere una intervención inmediata por parte del Gobierno central y una mayor cooperación internacional para evitar que la crisis se agrave aún más. La comunidad internacional ha sido llamada a colaborar en la provisión de recursos y apoyo técnico para combatir los incendios y ayudar en la recuperación de las áreas afectadas.
Los incendios forestales en Perú han desencadenado una crisis ambiental sin precedentes, afectando a más de 20 regiones y causando pérdidas humanas y materiales significativas. La respuesta a esta emergencia requiere un esfuerzo conjunto y coordinado para proteger los ecosistemas y las comunidades afectadas.