Putin anhela aumento de natalidad al margen de resistencia femenina rusa

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THE LATIN VOX (21 de septiembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En un contexto demográfico alarmante, Rusia ha lanzado una serie de iniciativas destinadas a fomentar un baby boom en el país. Sin embargo, este impulso gubernamental se enfrenta a un creciente desafío: la resistencia de muchas mujeres que cuestionan la presión social y política para convertirse en madres por el bien de la patria.

A medida que la población rusa envejece y las tasas de natalidad se desploman, el Kremlin ha buscado formas de revertir esta tendencia. Programas de incentivos financieros, campañas de concientización y beneficios fiscales se han implementado para alentar a las mujeres a tener más hijos. Sin embargo, la respuesta de la sociedad ha sido diversa, y muchas mujeres están revaluando el concepto de maternidad en un entorno que parece más interesado en las cifras demográficas que en el bienestar individual.

Las mujeres jóvenes en Rusia, especialmente en las grandes ciudades, están adoptando nuevas perspectivas sobre la maternidad. La búsqueda de una educación superior, la independencia económica y la realización personal son prioridades que a menudo chocan con la idea tradicional de la familia. Muchas expresan que desean ser madres, pero en sus propios términos, eligiendo esperar hasta que sientan que están listas, en lugar de ceder a la presión del estado.

Un factor crucial en esta resistencia es la percepción de que la maternidad está siendo instrumentalizada por el gobierno. Para muchas, la idea de tener hijos «por la patria» resulta desalentadora. «No quiero ser solo un número en las estadísticas. Quiero ser madre porque lo deseo, no porque el gobierno lo exija», comenta Anastasia, una joven profesional de Moscú.

La narrativa oficial de que cada niño es un “ciudadano del futuro” también ha sido objeto de críticas. Las mujeres no solo luchan con el estigma de ser vistas como incubadoras de la nación, sino que también enfrentan la dura realidad de la falta de apoyo social y de políticas que realmente faciliten la maternidad. Las guarderías insuficientes, la brecha salarial de género y la escasa flexibilidad laboral son solo algunos de los obstáculos que muchas mujeres deben enfrentar.

En este contexto, es importante recordar que el deseo de ser madre debe surgir de una elección personal, no de una obligación impuesta. Mientras el gobierno ruso continúa impulsando su agenda demográfica, muchas mujeres están alzando la voz para reivindicar su derecho a decidir sobre su propio futuro y el de sus familias.

A medida que la situación evoluciona, queda por ver cómo se equilibrarán las necesidades del estado con los deseos y aspiraciones de sus ciudadanos. La maternidad, al fin y al cabo, debería ser un camino elegido, no uno impuesto. La pregunta persiste: ¿podrá Rusia encontrar un enfoque que respete la autonomía de las mujeres y, al mismo tiempo, aborde sus preocupaciones demográficas? La respuesta a esta cuestión podría definir el futuro de la nación.

Crédito fotográfico: Mikhail Svetlov/Getty Images


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