En un movimiento audaz y sin precedentes, Ucrania lanzó más de 100 drones en territorio ruso, desencadenando una serie de explosiones y evacuaciones en varias regiones. Este ataque masivo, que tuvo lugar el 21 de septiembre de 2024, marca una escalada significativa en el conflicto entre ambos países.
Según el Ministerio de Defensa ruso, los drones ucranianos fueron interceptados en su mayoría, pero no antes de causar daños considerables. Las explosiones se reportaron en instalaciones militares y civiles, incluyendo depósitos de combustible y fábricas. En respuesta, las autoridades rusas ordenaron evacuaciones en las áreas afectadas para garantizar la seguridad de los civiles.
El ataque también provocó una respuesta inmediata de Rusia, que lanzó una serie de misiles y drones contra Kiev, la capital ucraniana. Estos ataques resultaron en la muerte de al menos dos personas y daños significativos a la infraestructura residencial.
Este intercambio de ataques ha generado preocupación a nivel internacional, con varios líderes mundiales llamando a la calma y al diálogo. La Casa Blanca ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto y ha instado a ambas partes a buscar una solución pacífica.
Además, se ha informado que Rusia está colaborando con Corea del Norte en acuerdos de armas, lo que añade una capa adicional de complejidad a la situación. Analistas internacionales están observando de cerca estos desarrollos, ya que podrían tener implicaciones significativas para la seguridad global.
En medio de este tenso escenario, un propagandista del Kremlin ha cuestionado la capacidad de Rusia para hacer frente a los ataques con drones, lo que ha generado un debate interno sobre la estrategia militar del país.
La situación sigue siendo volátil y es probable que se desarrollen más eventos en los próximos días. La comunidad internacional continúa monitoreando de cerca, esperando que se pueda evitar una mayor escalada del conflicto.