En un giro impactante, Vince McMahon, presidente de WWE, está siendo demandado por cinco ex «ring boys» que alegan abuso sexual durante su trabajo como menores en los años 80 y 90. La demanda, presentada de manera anónima en Maryland, sostiene que McMahon y WWE permitieron el abuso, principalmente por parte de Melvin Phillips Jr., quien supuestamente explotó a jóvenes bajo la apariencia de mentoría.
El abogado de los demandantes afirma que McMahon era consciente del comportamiento inapropiado de Phillips desde la década de 1980, lo que destaca una cultura de negligencia en WWE. A pesar de las acusaciones previas, McMahon niega cualquier irregularidad, calificando las afirmaciones como falsas y difamatorias. Esta demanda se produce tras un reciente docuseries de Netflix que examina la historia de McMahon y WWE, intensificando la controversia en torno al magnate de la lucha libre.
A medida que avanza el proceso legal, surgen cuestionamientos sobre la responsabilidad de McMahon y WWE, planteando preocupaciones sobre la protección de individuos vulnerables en la industria de la lucha libre. Este caso representa un momento crítico para las víctimas que buscan justicia y para un mundo de la lucha libre marcado por alegaciones de abuso y explotación.