THE LATIN VOX (25 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Las relaciones entre Israel y las Naciones Unidas han alcanzado un nuevo mínimo tras la inminente aprobación de un proyecto de ley en la Knesset israelí que busca prohibir por completo la operación de la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) en Gaza y Cisjordania. Esta medida ha sido condenada por 123 Estados miembros de la ONU y subraya una creciente polarización en la región que podría tener repercusiones duraderas.
La UNRWA ha sido históricamente un objetivo de críticas por parte de Israel, especialmente después de las acusaciones de que hasta 12 miembros de su personal estuvieron involucrados en los ataques del 7 de octubre. Sin embargo, el intento de prohibir la agencia en su totalidad representa un escalón adicional en el deterioro de las relaciones entre Israel y la ONU, y plantea serias dudas sobre el futuro de la asistencia humanitaria a los palestinos.
El impacto de esta decisión se extiende más allá de las fronteras de Israel y Palestina. La postura de un importante aliado de Estados Unidos en el Medio Oriente, que muestra un desprecio considerable hacia la ONU y las instituciones legales internacionales, podría tener consecuencias profundas y duraderas. Esto podría no solo afectar la dinámica de poder en la región, sino también influir en la percepción global de Estados Unidos y su capacidad para mediar en conflictos internacionales.
A medida que las tensiones aumentan, se vuelve crucial el papel que Estados Unidos podría jugar en este escenario. Históricamente, Washington ha sido un mediador clave en el conflicto israelo-palestino, y su influencia es, quizás, la única esperanza para que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reconsidere su enfoque. Sin embargo, la posibilidad de que Estados Unidos intervenga de manera efectiva sigue siendo incierta, dado el actual clima político en ambas naciones.
La prohibición de la UNRWA no solo agrava la crisis humanitaria en Gaza y Cisjordania, sino que también plantea preguntas sobre el futuro de las relaciones de Israel con la comunidad internacional. Con el tiempo, el desprecio hacia la ONU y sus organismos podría tener un efecto en cadena, debilitando la posición de Israel en foros internacionales y aislándolo aún más en un contexto geopolítico complejo.
El escenario actual sugiere que la polarización entre Israel y la ONU podría tardar años en revertirse. A medida que el mundo observa cómo se desarrolla esta situación, queda claro que las decisiones tomadas hoy podrían definir el futuro de la región durante generaciones.
Crédito fotográfico: Mike Segar/Reuters