THE LATIN VOX (26 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En lo que se considera el juicio por violación más grande de la historia de Francia, las declaraciones de los acusados han revelado actitudes inquietantes hacia la violencia sexual. Patrice N., un electricista de 55 años de Carpentras, es uno de los 51 hombres enjuiciados por la presunta violación y asalto a Gisèle Pelicot, una ex gerente de logística que se ha convertido en un símbolo del feminismo al exigir que el juicio se lleve a cabo de manera pública.
Durante su testimonio, Patrice N. se describió como un hombre “jovial” y un padre divertido, que había entrenado equipos de fútbol juvenil y que afirmaba tener un “gran respeto por las mujeres”. Sin embargo, negó los cargos de violación, argumentando que nunca fue su intención hacer daño. “Para mí, fue un juego”, aseguró ante el tribunal.
La historia de Gisèle Pelicot es devastadora. Durante un periodo de nueve años, de 2011 a 2020, fue sedada sin su conocimiento por su exmarido, Dominique Pelicot, quien trituraba pastillas para dormir y medicamentos ansiolíticos y los mezclaba con su comida. Además, él invitaba a hombres a su casa en el pintoresco pueblo de Mazan, en Provenza, para abusar de ella.
Al testificar esta semana, Gisèle compartió que se siente “destruida”, pero que está impulsada por “la determinación de cambiar la sociedad” y exponer la “cultura de la violación”. Sus palabras resuenan no solo en el tribunal, sino en toda una nación que lidia con la normalización de la violencia sexual.
Los abogados de Gisèle Pelicot han destacado que las declaraciones de muchos de los acusados, quienes afirman que lo ocurrido no fue una violación, evidencian un “problema profundo” en las actitudes de la sociedad hacia la violencia sexual. Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de un cambio cultural y educativo en la forma en que se percibe y se trata la violencia contra las mujeres.
A medida que el juicio avanza, se espera que genere un debate más amplio sobre el consentimiento y la responsabilidad, así como sobre cómo se perciben y se tratan estos temas en la sociedad. La valentía de Gisèle Pelicot al enfrentar su trauma en un foro público podría ser un catalizador para el cambio que tanto se necesita.
Crédito fotográfico: AFP