THE LATIN VOX (28 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
China enfrenta una crisis demográfica que se manifiesta en la reducción de sus jardines de infancia. Según un informe reciente del Ministerio de Educación, el número de estas instituciones cayó más del 5% el año pasado, marcando el segundo año consecutivo de disminución en el sector. En 2023, había 274,400 jardines de infancia en todo el país, una baja respecto a los 289,200 de 2022.
Esta tendencia es un claro indicador de la creciente preocupación por la baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población en China, fenómenos interrelacionados que están generando desafíos significativos para los responsables de formular políticas. A pesar de diversos intentos para incentivar a las familias a tener más hijos, los resultados han sido limitados.
El número de niños matriculados en jardines de infancia también ha disminuido, alcanzando en 2023 los 40.9 millones, lo que representa una caída de más del 11% en comparación con el año anterior. En 2022, la disminución fue del 3.7% en la matrícula y del 1.9% en el número de jardines.
Ante esta situación, algunas instituciones han adaptado su función, convirtiendo jardines de infancia en instalaciones de cuidado para ancianos, un reflejo del envejecimiento de la población que necesita atención especializada.
Regiones como Guangdong han comenzado a ofrecer subsidios para incentivar a las familias a tener hijos. En un intento por revertir la tendencia, en un pueblo de esta provincia del sur de China se están ofreciendo bonificaciones de 10,000 yuanes (aproximadamente 1,083 libras esterlinas) por un segundo hijo, y 30,000 yuanes por un tercero, según medios estatales chinos.
A pesar de estos esfuerzos, la resistencia cultural a la crianza de más hijos persiste. Factores como los altos costos de vida, la presión laboral y la falta de apoyo a la crianza de los hijos han llevado a muchas parejas a posponer o decidir no tener más hijos.
La situación de la educación preescolar en China no solo refleja una crisis demográfica, sino que también plantea preguntas sobre el futuro del desarrollo económico y social del país. La caída de la población infantil podría significar una disminución en la fuerza laboral y un aumento en la carga que representa una población envejecida.
Las políticas deben evolucionar para abordar no solo la natalidad, sino también los desafíos que enfrentan las familias en términos de apoyo y recursos. El camino hacia un futuro demográfico sostenible en China requerirá un enfoque integral que contemple las necesidades de todas las generaciones. Mientras tanto, la disminución de los jardines de infancia es un síntoma preocupante de una tendencia que podría tener repercusiones significativas en los próximos años.
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