En un caso que ha captado la atención de profesionales médicos, defensores de los derechos humanos y ciudadanos de todo el país, un paciente con Alzheimer en Montreal ha manifestado su intención de hacer una solicitud anticipada de ayuda médica para morir (MAID, por sus siglas en inglés). Esta decisión, tomada en las primeras etapas de su diagnóstico, plantea importantes cuestiones éticas y legales en torno al derecho de los pacientes con enfermedades neurodegenerativas a elegir el momento de su muerte.
Pierre Desjardins, un residente de Montreal de 68 años, fue diagnosticado con Alzheimer hace dos años y, desde entonces, ha contemplado de manera profunda las implicaciones de vivir con esta enfermedad. “Quiero tener control sobre mi vida, incluso en la muerte,” declaró Desjardins en una entrevista reciente. Su solicitud de una muerte asistida de forma anticipada es parte de un creciente movimiento en Canadá para otorgar a los pacientes con enfermedades incurables y deterioro cognitivo la opción de morir en el momento que consideren adecuado antes de perder completamente la capacidad de tomar decisiones informadas.
Desde 2016, cuando Canadá legalizó la MAID, el país ha seguido adaptando sus leyes para cubrir condiciones crónicas y terminales, aunque la legislación aún no cubre explícitamente las solicitudes anticipadas en pacientes con demencia. En este contexto, las personas diagnosticadas con enfermedades degenerativas, como el Alzheimer, enfrentan una pérdida gradual de sus facultades cognitivas, lo que genera dilemas éticos y jurídicos sobre su capacidad de consentimiento en etapas avanzadas.
Los defensores de los derechos de los pacientes argumentan que permitir solicitudes anticipadas respetaría la autonomía y dignidad de las personas, permitiéndoles evitar la agonía de un deterioro prolongado. Sin embargo, críticos de esta medida expresan preocupaciones sobre los posibles abusos en la implementación de la MAID en casos de demencia. Argumentan que, sin una verificación estricta, podría haber un riesgo de presiones externas hacia la persona, tanto de familiares como del sistema de salud.
La comunidad médica en Quebec ha reaccionado de forma variada, con algunos médicos expresando su apoyo a la idea de ampliar los criterios de la MAID para incluir solicitudes anticipadas en pacientes con Alzheimer y otras enfermedades similares. Sin embargo, otros subrayan la necesidad de tener regulaciones más estrictas para asegurar que la decisión sea realmente autónoma y que el proceso esté exento de presiones indebidas.
El gobierno canadiense y el de Quebec están evaluando los próximos pasos a seguir. En marzo de 2024, el Parlamento canadiense debatió una enmienda que permitiría solicitudes anticipadas en ciertos casos, pero la medida ha encontrado resistencia tanto en el ámbito político como entre defensores de la vida y el derecho.
La ministra de salud de Quebec, Martine Gagnon, declaró: “Nuestro compromiso es proteger la autonomía y el bienestar de nuestros ciudadanos, y esto incluye un proceso que asegure tanto sus derechos como su protección.” Sin embargo, también mencionó que los detalles de cómo implementar una política de solicitudes anticipadas aún necesitan un análisis exhaustivo y un marco de supervisión efectivo.
El tema de las solicitudes anticipadas para MAID no es exclusivo de Canadá; países como los Países Bajos y Bélgica han implementado legislaciones que permiten solicitudes anticipadas de eutanasia en casos de demencia avanzada, aunque bajo regulaciones estrictas y con seguimiento cercano de los médicos responsables. Estos modelos han sido citados como posibles referencias para el sistema canadiense, pero algunos expertos subrayan diferencias culturales y legales que podrían complicar su adopción en Canadá.
A medida que más personas en Canadá enfrentan el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas, el tema de las solicitudes anticipadas de MAID está ganando terreno. Según estadísticas del Ministerio de Salud, más de 500,000 personas en el país viven con algún tipo de demencia, un número que se espera que aumente en las próximas décadas. Este crecimiento coloca al sistema de salud en un dilema: cómo respetar los derechos individuales sin comprometer la ética médica y los principios de no maleficencia.
Para Pierre Desjardins y su familia, el camino sigue siendo incierto. A pesar de las complejidades legales y morales, él se muestra decidido a seguir adelante con su solicitud anticipada. “Quiero tener una vida plena hasta el final, y creo que esta es la mejor forma de hacerlo,” afirmó en una emotiva declaración.
Este caso marca un hito en la discusión sobre la MAID en Canadá y señala un punto crucial en la evolución de los derechos de los pacientes con enfermedades degenerativas.