THE LATIN VOX (13 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La publicación en redes sociales de Dan Scavino, asesor principal de Trump, genera inquietud en círculos diplomáticos australianos sobre el futuro del ex primer ministro como representante en Washington.
Un asesor de alto rango del presidente electo de EE. UU., Donald Trump, ha reavivado las especulaciones sobre el futuro de Kevin Rudd como embajador de Australia en Washington al publicar en redes sociales una declaración del ex primer ministro felicitando a Trump, acompañada de un gif de un reloj de arena, sugiriendo que el tiempo podría estar corriendo para Rudd.
Dan Scavino, quien fue subjefe de personal en la administración de Trump y se desempeña ahora como asesor principal en la transición, compartió en su cuenta de Twitter un mensaje de Rudd de 2016, cuando el ex premier felicitó a Trump por su victoria electoral, junto a la imagen del reloj de arena, lo que pareció insinuar que la permanencia de Rudd como embajador podría estar llegando a su fin.
Este gesto de Scavino, conocido por su estilo provocador en redes sociales, ha reavivado el debate sobre si la nueva administración de Trump preferiría a otro representante australiano en Washington cuando asuma el cargo en enero de 2025.
Rudd, quien fue primer ministro de Australia entre 2007 y 2010, y nuevamente en 2013, nunca ha ocultado sus críticas hacia Trump. En 2021, el exlíder australiano calificó al entonces presidente de EE. UU. como «un idiota de aldea» y «no una fuerza intelectual líder», comentarios que él mismo eliminó de sus redes sociales después de las elecciones de noviembre pasado. En ese contexto, la publicación de Scavino ha intensificado las preocupaciones de que la relación personal de Rudd con Trump podría poner en peligro su permanencia en Washington.
Sin embargo, según fuentes dentro del gobierno australiano, el caso de Rudd podría no ser tan simple. Si bien no existen protocolos formales que estipulen que un embajador deba ser reemplazado tras un cambio de administración en EE. UU., la experiencia del Reino Unido en 2019 con su embajador Kim Darroch sirve de advertencia. En ese caso, las críticas contemporáneas de Darroch a Trump, que fueron reveladas a través de cables diplomáticos filtrados, llevaron a su destitución forzosa.
A diferencia de Darroch, las críticas de Rudd a Trump fueron anteriores a la llegada del presidente electo a la Casa Blanca, lo que podría poner en una situación diplomática más compleja al gobierno de Canberra, que deberá equilibrar el respaldo a su embajador con las tensiones generadas por los comentarios del exlíder australiano.
Desde Australia, varios políticos han defendido la idoneidad de Rudd para seguir en su puesto. El primer ministro Anthony Albanese, el líder de la oposición Peter Dutton y el expresidente del país Tony Abbott han respaldado públicamente su labor como embajador, señalando que su historial diplomático y su experiencia internacional siguen siendo valiosos para las relaciones entre Australia y Estados Unidos.
Por su parte, Arthur Sinodinos, ex embajador de Australia en Washington y actual miembro del gobierno, ha advertido sobre los riesgos de una retirada abrupta de Rudd. En una entrevista con la emisora ABC, Sinodinos expresó que sería un error que Australia retirara a su embajador de manera precipitosa. «No sería una buena imagen de repente retirar al embajador», dijo Sinodinos. «Lo que es importante es que tanto el primer ministro como el embajador expliquen públicamente que esos comentarios ya no son relevantes, ya que las circunstancias han cambiado».
A pesar de las tensiones, muchos observadores coinciden en que cualquier cambio en la representación australiana en Washington debería manejarse con cuidado para no dañar las relaciones diplomáticas entre ambos países. El gobierno de Albanese enfrenta ahora el desafío de gestionar la transición diplomática mientras se asegura de que Australia siga siendo un aliado fuerte en la administración de Trump, que asumirá en un momento de grandes desafíos geopolíticos y económicos.
La diplomacia de Rudd, quien también ha tenido un papel protagónico en las relaciones de Australia con China, podría estar a punto de entrar en una nueva fase, pero el futuro de su mandato como embajador dependerá, en última instancia, de cómo se manejen las complejas dinámicas internas y externas que rodean la administración Trump.
Crédito fotográfico: Aaron Bunch/AAP PHOTOS