THE LATIN VOX (25 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La capital de Pakistán, Islamabad, fue puesta bajo un estricto toque de queda como medida preventiva para evitar la protesta de miles de seguidores del ex primer ministro Imran Khan, quien ha estado encarcelado durante más de un año enfrentando decenas de cargos. La respuesta del gobierno ha incluido el cierre de internet, bloqueos en las principales autopistas y el despliegue de miles de policías y paramilitares en un intento de sofocar la manifestación convocada por el líder del partido Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI).
Khan, quien se encuentra en prisión, había hecho un «llamado final» a sus seguidores para que marcharan hacia Islamabad y exigieran su liberación, además de protestar contra las recientes reformas judiciales y constitucionales que considera injustas. El ex primer ministro ha afirmado que su encarcelamiento es parte de una conspiración política urdida por el ejército y el gobierno actual para mantenerlo fuera del poder. Según él, las elecciones de febrero estuvieron plagadas de fraude electoral y su partido, el PTI, afirma haber ganado el voto popular, exigiendo ahora elecciones libres y justas.
El viernes, el convoy de miles de seguidores del PTI comenzó su marcha hacia Islamabad, respondiendo al llamado de Khan desde su celda. Sin embargo, el gobierno liderado por Shehbaz Sharif, del Partido Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), ha sido acusado de tomar medidas draconianas para frenar la protesta. El toque de queda y los bloqueos comenzaron en todo el país, mientras que se cerraron las carreteras y se interrumpió el acceso a internet y aplicaciones de mensajería como WhatsApp en varias provincias, como Punjab, Sindh y Khyber Pakhtunkhwa.
A medida que los manifestantes avanzaban hacia la capital, las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y cargas con bastones para dispersarlos. Más de 5,000 manifestantes y líderes del PTI, principalmente de la región de Khyber Pakhtunkhwa, han sido arrestados hasta ahora. Ante la violencia policial, los seguidores de Khan respondieron arrojando piedras y prendiendo fuego a vehículos de la policía.
La marcha también ha contado con la presencia de Bishra Bibi, esposa de Khan, quien recientemente fue liberada de prisión. Bibi, visiblemente emocionada, aseguró: «Hasta que Imran no esté con nosotros, no terminaremos esta marcha. Yo estaré allí hasta mi último aliento, y todos deben apoyarme». Según Shaikh Waqas Akram, secretario de información del PTI, más de 70,000 personas se dirigen hacia la capital desde Khyber Pakhtunkhwa, y su objetivo es rodear Islamabad desde tres direcciones.
Akram denunció que las fuerzas de seguridad han utilizado balas de goma, granadas de aturdimiento y municiones caducadas para reprimir la marcha pacífica. Sin embargo, el PTI ha afirmado estar «totalmente preparado», trayendo camiones con grandes ventiladores para dispersar los gases lacrimógenos y contrarrestar las balas de goma.
La situación se ha tensado aún más cuando, según Akram, la solicitud de los militares para que algunos de los líderes del PTI se reunieran con Khan en la prisión de Adiala, en Rawalpindi, fue rechazada por el ex primer ministro, quien mantiene que la única demanda que puede ser satisfecha de inmediato es la liberación de todos los prisioneros políticos, incluido él mismo.
Khan, quien gobernó Pakistán hasta 2022, cuando fue derrocado tras un conflicto con el poderoso jefe del ejército, ha buscado en diversas ocasiones negociar su liberación con el establishment militar. Sin embargo, altos mandos del ejército han señalado que no están dispuestos a llegar a un acuerdo con él.
Analistas políticos consideran que esta marcha podría ser el último intento de Khan por forzar una negociación con el ejército y evitar ser juzgado en una corte militar. A su vez, el gobierno de Sharif ha calificado la manifestación como parte de una «conspiración bien pensada», ya que coincide con la visita oficial del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko. El gobierno ha prometido arrestar a todos los manifestantes del PTI que intenten ingresar a Islamabad.
Por su parte, el ministro de Planificación Federal, Ahsan Iqbal, acusó a Khan de tratar de evadir el sistema judicial mediante el uso de la fuerza para exigir su liberación. «Su liberación depende de la autorización de los tribunales. Él tendrá que demostrar su inocencia en los casos que se le imputan. Sin esto, el gobierno no puede liberarlo», afirmó Iqbal.
La protesta del PTI y las medidas tomadas por el gobierno se inscriben en un contexto de creciente polarización política en Pakistán, donde el enfrentamiento entre el poder civil y el ejército sigue siendo uno de los temas más polémicos y decisivos para el futuro del país.
Crédito fotográfico: AFP