Líbano: Israel usó armas de EE.UU. en ataque que mató a periodistas

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THE LATIN VOX (25 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

En una reciente investigación del diario The Guardian reveló que Israel utilizó municiones suministradas por Estados Unidos en un ataque aéreo el 25 de octubre en el sur del Líbano, que resultó en la muerte de tres periodistas y dejó a otros tres heridos. Este ataque, que no tuvo precedentes en su naturaleza y en la identificación de las víctimas, podría constituir un crimen de guerra, según expertos en derecho internacional humanitario.

El 25 de octubre, a las 3:19 a.m., un avión israelí lanzó dos bombas contra un chalet en Hasbaya, una localidad del sur del Líbano, donde se encontraban alojados tres periodistas: Ghassan Najjar y Mohammad Reda, camarógrafos de la cadena pro-Hezbollah al-Mayadeen, y Wissam Qassem, camarógrafo de al-Manar, afiliada a Hezbollah. Todos ellos fueron asesinados mientras dormían, y otros tres periodistas que se alojaban cerca resultaron heridos.

Lo que hace aún más alarmante este ataque es que no hubo combates en la zona antes ni durante el bombardeo. The Guardian realizó una investigación exhaustiva que incluyó entrevistas con testigos y periodistas presentes en el lugar, además de analizar fragmentos de municiones encontradas en el sitio del ataque. Los hallazgos apuntan a que el chalet era un lugar claramente identificado como residencia de periodistas, lo que indica que este ataque podría haber sido deliberado, lo que lo convierte en una posible violación grave de las leyes de guerra.

Según expertos consultados, como Nadim Houry, director ejecutivo de la Iniciativa de Reforma Árabe, «todas las indicaciones sugieren que este sería un ataque dirigido específicamente a periodistas: un crimen de guerra». Houry también destacó que el lugar donde ocurrió el ataque estaba claramente marcado como un refugio para la prensa. En respuesta al ataque, el ejército israelí inicialmente justificó la acción, afirmando que había atacado una «estructura militar de Hezbollah» donde se encontraban «terroristas». Sin embargo, no se presentó evidencia de que existiera infraestructura militar de Hezbollah en el sitio ni que los periodistas fueran combatientes.

La investigación de The Guardian encontró que los periodistas eran, en efecto, civiles, y que no hubo indicios de que participaran en actividades militares. En un testimonio, Sana Najjar, esposa de Ghassan Najjar, dejó claro que su marido nunca había tenido una arma, y su única herramienta de trabajo era su cámara. La esposa de otro de los fallecidos, Wissam Qassem, confirmó que su marido estaba envuelto en una bandera de Hezbollah en su funeral, lo que es un acto honorífico y no implica que los periodistas desempeñaran un papel militar o político en la organización.

El ataque también plantea serias preguntas sobre la relación entre el uso de armas de fabricación estadounidense y posibles crímenes de guerra. Según los informes, al menos una de las bombas utilizadas en el ataque era una bomba de 500 libras MK-80, guiada por un sistema JDAM de fabricación estadounidense, que convierte bombas convencionales en armas de precisión. Los fragmentos encontrados en el lugar fueron identificados como parte de un sistema producido por la compañía Boeing y otras partes fabricadas por la empresa aeroespacial Woodward.

A pesar de las pruebas de que las armas estadounidenses fueron utilizadas en el ataque, un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. se negó a comentar sobre el incidente, pero señaló que el gobierno de EE.UU. ha instado a Israel a garantizar la protección de los civiles, incluidos los periodistas.

Según la legislación estadounidense, si un país utiliza armamento proporcionado por EE.UU. en la comisión de un crimen de guerra, debería suspenderse la asistencia militar a ese país. Sin embargo, a pesar de las evidencias de que se han utilizado armas estadounidenses en incidentes potencialmente criminales, la ayuda militar a Israel ha continuado sin cambios.

La investigación pone de relieve un patrón alarmante en el que los periodistas, al ser percibidos por su afiliación política o mediática, se convierten en blancos de ataques, una tendencia que también se ha observado en Gaza. Este caso subraya la necesidad urgente de rendir cuentas por la muerte de periodistas y la violación de los derechos humanos en zonas de conflicto, un hecho que pone en peligro la libertad de prensa y la seguridad de los reporteros en el terreno.

Este trágico suceso ha llamado la atención internacional sobre el uso de armas estadounidenses en el contexto de un conflicto en el que la protección de los derechos humanos y la vida de los periodistas parece no ser una prioridad. La comunidad internacional deberá exigir una investigación exhaustiva y una respuesta clara sobre las responsabilidades detrás de este ataque, que podría tener implicaciones profundas para el derecho internacional y las relaciones entre EE.UU. e Israel.

Crédito fotográfico: © 2024 Mohammed Zaatari/AP Photo


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