THE LATIN VOX (25 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Las elecciones presidenciales de Polonia, que se celebrarán en mayo de 2025, se perfilan como un referéndum sobre la capacidad del gobierno de Donald Tusk para gobernar libremente. Después de su victoria el año pasado y tras un primer año en el cargo marcado por tensiones con el presidente Andrzej Duda, Tusk y su coalición se preparan para una de las campañas más importantes de la historia reciente del país.
Tusk asumió la presidencia del gobierno en diciembre de 2023, poniendo fin a ocho años de gobierno del partido populista Ley y Justicia (PiS). Su llegada al poder fue recibida con celebraciones entre los polacos progresistas y con alivio en Bruselas, donde el gobierno de PiS había enfrentado conflictos con las instituciones europeas.
Sin embargo, Duda, quien sigue siendo presidente, tiene la capacidad de vetar las leyes que el gobierno de Tusk presente. Esto convierte las elecciones de mayo en una especie de referéndum sobre si los polacos quieren que el gobierno de Tusk pueda gobernar sin obstáculos o si, por el contrario, debe seguir lidiando con el poder ejecutivo del presidente.
Como explica Wojciech Przybylski, director del think tank Visegrad Insight en Varsovia, “La elección presidencial será crucial para que el gobierno pueda gobernar y reformar de manera efectiva, o si, por el contrario, se verá limitado en su capacidad de acción”.
En un acto celebrado el pasado sábado, la Coalición Cívica de Tusk anunció que su candidato para las elecciones presidenciales sería el liberal alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, quien ganó la primaria interna del partido, derrotando al ministro de Exteriores, Radosław Sikorski. Trzaskowski, quien perdió por poco ante Duda en 2020, ha prometido una campaña centrada en vencer al PiS. «Tengo un mandato fuerte y mucha energía, determinación y coraje para vencer al PiS», aseguró el alcalde.
La contienda se perfila como una carrera reñida, con otros candidatos esperando entrar en la carrera, pero la segunda vuelta parece inevitable, en la que lo más probable es que se enfrenten Trzaskowski y el candidato del PiS.
Por su parte, el PiS anunció que su candidato sería Karol Nawrocki, exdirector de un instituto de historia del gobierno. Jarosław Kaczyński, el líder del PiS, decidió que Nawrocki fuera el candidato después de sopesar diversas opciones. Duda, que no puede presentarse por tercera vez, dejó el terreno libre para su sucesor. Trzaskowski contrastó este proceso con su propia campaña primaria, que definió como dinámica y abierta. «En el PiS, un voto cuenta; nosotros valoramos cada voto, y ahí está la diferencia», señaló.
Un gobierno sin suficiente respaldo
Durante su primer año en el gobierno, Tusk y su equipo han logrado algunos avances, como el nombramiento de Adam Bodnar, un respetado profesor de derecho y defensor de los derechos humanos, como ministro de Justicia, lo que permitió desbloquear los fondos europeos congelados por el gobierno anterior. Además, asumieron el control de la televisión pública, anteriormente utilizada como una herramienta de propaganda del PiS, y prometieron transformarla en un medio imparcial.
Sin embargo, Tusk no ha logrado cumplir muchas de las promesas que había hecho durante los primeros 100 días de su gobierno. La falta de una mayoría parlamentaria sólida, que le permita anular los vetos presidenciales, ha sido uno de los principales obstáculos. La coalición de Tusk, que abarca desde la izquierda hasta los conservadores sociales, también ha tenido dificultades para llegar a acuerdos internos, lo que se ha visto especialmente reflejado en temas clave como los derechos reproductivos.
El aborto y la polarización interna
Uno de los temas más divisivos ha sido la reforma de la ley del aborto, que sigue siendo uno de los mayores puntos de conflicto en la sociedad polaca. En el pasado año, varios proyectos de ley sobre el aborto se debatieron en el parlamento, pero el gobierno de Tusk no logró sacar adelante una reforma significativa. Aunque finalmente se aprobó un proyecto que despenaliza el aborto hasta las 12 semanas en algunos casos, sigue siendo una propuesta muy limitada. Las protestas y la movilización de las mujeres han sido constantes, ya que muchos ven estas reformas como insuficientes.
El ministro de Educación, Barbara Nowacka, ha señalado que si bien la situación sigue siendo insatisfactoria, los cambios en la legislación han hecho que las mujeres se sientan más seguras al acceder a abortos legales en ciertos casos. Por otro lado, el gobierno ha avanzado en algunas reformas educativas, como un aumento salarial del 30% para los docentes y la propuesta de incluir educación sexual en los currículos escolares, a pesar de la oposición de algunos grupos cristianos.
Desafíos en la campaña presidencial
A medida que se acerca la campaña presidencial, muchos en el Partido de Tusk creen que las políticas progresistas quedarán en segundo plano. Con la guerra en Ucrania y la creciente preocupación por la seguridad nacional, Tusk ha adoptado un tono más conservador en temas como la migración. La política de seguridad y la economía serán los ejes centrales de la campaña electoral. Tusk ha planteado la posibilidad de suspender temporalmente el derecho de asilo para los migrantes que intenten cruzar desde Bielorrusia, una medida que refleja una tendencia creciente en toda Europa.
Según el senador Tomasz Grodzki, miembro del partido de Tusk, “será una campaña crucial para el futuro de Polonia. Debemos ganar si queremos culminar nuestra recuperación democrática”. Las elecciones presidenciales de mayo de 2025, por tanto, no solo decidirán el rumbo de Polonia, sino que también marcarán el futuro de la coalición gobernante y las reformas progresistas que muchos polacos esperan.
La tensión aumenta y el futuro de Polonia se juega en las urnas, en un contexto de profunda polarización y desafíos internos.
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