En un alarmante giro de los acontecimientos, varios de los nominados al gabinete del presidente electo Donald Trump han sido objeto de amenazas de bomba y ataques de «swatting» en los últimos días. El FBI ha confirmado que está investigando «numerosas amenazas de bomba» y «incidentes de swatting», en los cuales se realizan llamadas falsas para atraer una respuesta policial al hogar del objetivo.
Entre los afectados se encuentra la representante republicana de Nueva York, Elise Stefanik, quien ha sido nominada por Trump para ser la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Stefanik informó que su hogar familiar fue objeto de una amenaza de bomba mientras ella, su esposo y su hijo de tres años viajaban de Washington D.C. a Nueva York para el Día de Acción de Gracias.
Otro de los nominados, Lee Zeldin, quien ha sido propuesto para ser el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, también confirmó haber sido blanco de una amenaza de bomba. Zeldin mencionó que una «amenaza de bomba con un mensaje temático pro-palestino» fue enviada a su hogar, aunque él y su familia no estaban en casa en ese momento.
La portavoz del equipo de transición de Trump, Karoline Leavitt, declaró que varios nominados y sus familias fueron objeto de «amenazas violentas y antiamericanas» y que las fuerzas del orden actuaron rápidamente para garantizar su seguridad. Leavitt enfatizó que «con el presidente Trump como nuestro ejemplo, los actos peligrosos de intimidación y violencia no nos disuadirán».
El presidente Joe Biden ha sido informado sobre las amenazas y la Casa Blanca está en contacto con las fuerzas del orden federales y el equipo del presidente electo para monitorear la situación de cerca.
Estos incidentes se producen en un contexto de creciente tensión y polarización política en Estados Unidos, donde las amenazas y actos de violencia contra figuras políticas se han vuelto cada vez más comunes. La rápida respuesta de las fuerzas del orden ha sido crucial para evitar cualquier daño a los nominados y sus familias.
La comunidad internacional observa con preocupación estos eventos, ya que reflejan un clima de inestabilidad y división que podría tener repercusiones más amplias en la política global. La seguridad de los funcionarios públicos y sus familias es una prioridad, y las autoridades continúan trabajando para identificar y detener a los responsables de estas amenazas.