THE LATIN VOX (28 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El reciente alto el fuego alcanzado en Líbano, tras la mediación de Estados Unidos, ha sido recibido con celebraciones y optimismo, especialmente por parte del presidente Joe Biden, quien se mostró confiado en que este acuerdo podría ser el primer paso hacia un cese de hostilidades en Gaza y una resolución más amplia en el Medio Oriente.
Sin embargo, este acuerdo, aunque bienvenido por quienes han sufrido la violencia, no debe hacernos olvidar que las promesas de paz son frágiles y que detrás de esta tregua, las dinámicas de la guerra podrían dar un giro aún más oscuro.
A pesar de las brechas en el acuerdo y las continuas tensiones, Líbano se ha librado por ahora de más destrucción, pero en Gaza la tragedia sigue sin cesar. Las cifras no mienten: más de 44,000 palestinos han muerto en los últimos meses, la mayoría de ellos civiles, mientras que los líderes internacionales continúan eludiendo una condena clara a las acciones de Israel.
En este contexto, las palabras de Biden sobre la posibilidad de la paz resuenan como una cruel ironía, más aún cuando no se ha tomado ninguna medida contundente para frenar los excesos israelíes o para imponer sanciones que cambien la situación.
Netanyahu: un «pájaro de mal agüero» para Gaza
Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, no ha dado señales de ser un pacificador. Si bien la operación «Flechas del Norte», que atacó a Hezbollah en Líbano, es presentada como un éxito militar, el motivo por el cual Netanyahu se ha comprometido en un alto el fuego en el norte no es otro que un cálculo político: al terminar la ofensiva, puede reposicionar sus tropas y concentrarlas en Gaza, donde la guerra continúa siendo una herramienta útil para consolidar su poder político y evitar que se investiguen los fracasos de seguridad previos al ataque de Hamas el 7 de octubre.
A diferencia de lo ocurrido en Líbano, Netanyahu busca una «victoria total» en Gaza, sin hacer concesiones. Liberar prisioneros palestinos o aceptar un alto el fuego sería una amenaza para su coalición de extrema derecha y sus intereses políticos. Además, la guerra ha servido para desviar la atención de las investigaciones legales en su contra, incluidas acusaciones de corrupción.
El sueño de Biden de una paz en el Medio Oriente
A pesar de los esfuerzos de Biden por cerrar un acuerdo más amplio para el Medio Oriente, su sueño de un acuerdo regional que normalice las relaciones entre Israel y Arabia Saudita parece más lejano que nunca. La premisa de este acuerdo es que la normalización con los saudíes marginalizaría a Irán y sus aliados, pero la piedra angular de cualquier solución definitiva en la región sigue siendo la creación de un estado palestino soberano. La actitud intransigente de Netanyahu y sus aliados de extrema derecha hace casi imposible que se avance en ese camino, como lo han demostrado los últimos eventos.
La propuesta de normalizar relaciones con Arabia Saudita, modelo de los Acuerdos de Abraham promovidos por Trump, enfrenta serias dificultades. Los saudíes insisten en la autodeterminación palestina, algo que Netanyahu se ha negado rotundamente a aceptar. Biden, por su parte, parece resignado a que su legado como pacificador se desvanezca frente a las realidades de una región cada vez más polarizada.
Un alto el fuego precario: ¿un respiro temporal?
El alto el fuego en Líbano, aunque momentáneamente alivia las tensiones en la frontera norte de Israel, no debe considerarse una solución definitiva. Netanyahu, con sus planes políticos a largo plazo, puede reactivar la guerra en cualquier momento. Con tropas descansadas y rearmadas, Israel podría concentrarse en Gaza con una mayor fuerza, mientras que las fuerzas extremistas de derecha en Israel siguen presionando para avanzar con la anexión de territorios en el norte de Gaza.
El acuerdo logrado en Líbano es frágil, y Netanyahu tiene plena capacidad para abandonarlo si lo considera políticamente conveniente. Las tropas israelíes tienen hasta 60 días para retirarse de Líbano, pero esta línea de tiempo puede extenderse indefinidamente, y cualquier provocación de Hezbollah podría reavivar el conflicto de inmediato.
La amenaza de Irán y el futuro incierto
En este contexto de inestabilidad, Irán, que ha visto cómo sus aliados en Líbano y Gaza son derrotados, buscará reafirmar su influencia en la región. Con el respaldo de Rusia, Irán podría intensificar sus esfuerzos para desarrollar armas nucleares, especialmente tras el rechazo de Occidente a sus propuestas de pacto nuclear. Mientras tanto, Hezbollah, aunque debilitado, probablemente comenzará a rearmarse de manera clandestina, lo que incrementará aún más las tensiones en el futuro.
Conclusión
El sueño de paz que Biden y otros líderes internacionales promueven parece cada vez más distante. Las treguas, aunque celebradas por algunos, son solo soluciones temporales en un conflicto interminable. Las promesas de Netanyahu de «victoria total» y el control de Gaza siguen siendo la prioridad, mientras que la comunidad internacional parece seguir esperando una paz que no llega. En este escenario, el futuro del Medio Oriente sigue siendo incierto, y el temor es que los momentos de calma solo ocultan el verdadero horror de una guerra que no parece tener fin.
Crédito fotográfico: CBC News