THE LATIN VOX (29 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El Reino Unido se encuentra a pocas horas de un voto histórico en el Parlamento, el cual podría cambiar radicalmente las leyes sobre el final de la vida. Este viernes, los diputados decidirán si legalizan la eutanasia asistida para personas con enfermedades terminales y menos de seis meses de vida, en un debate que promete ser uno de los más emocionales y divisivos de los últimos años.
A las 9:30 de la mañana, comenzará el debate en la Cámara de los Comunes, con una votación esperada alrededor de las 2:30 de la tarde. El proyecto de ley, presentado por la diputada laborista Kim Leadbeater, establece que los pacientes terminales que cuenten con menos de seis meses de vida puedan solicitar la eutanasia asistida, siempre que lo hagan de manera consciente, libre de presiones y con la aprobación de dos médicos y un juez de la Corte Superior. Esta legislación, que aún debe superar un proceso de revisión y discusión detallada, reconoce el derecho a tomar decisiones sobre el final de la vida en circunstancias extremas.
Más de 160 diputados han solicitado intervenir en el debate de cinco horas, en el que tendrán libertad para votar según sus conciencias, sin disciplina de partido. La cuestión ha generado una intensa división, con campañas activas tanto a favor como en contra de la eutanasia asistida, y aunque el resultado es incierto, se prevé una votación extremadamente ajustada.
El peso del voto y las emociones encontradas
El tema de la eutanasia asistida no se ha debatido en la Cámara de los Comunes desde 2015, cuando una propuesta similar fue rechazada por los diputados. Desde entonces, el debate ha permanecido suspendido, con algunos intentos de reactivarlo, como el proyecto de ley presentado en la Cámara de los Lores en 2022, que avanzó hasta su segunda lectura. Ahora, la sociedad británica se enfrenta a una nueva oportunidad para redefinir los derechos de las personas al final de sus vidas.
Kim Leadbeater, quien ha encabezado la propuesta, comparó la lucha por la eutanasia asistida con el movimiento histórico por los derechos reproductivos de las mujeres, especialmente el derecho al aborto. “Creo que dentro de diez años miraremos atrás y pensaremos: ‘¿por qué no sucedió antes?’”, expresó Leadbeater en su última entrevista antes de la votación. “La autonomía sobre nuestros cuerpos debe ser un principio fundamental. Las personas con enfermedades terminales deberían tener el mismo derecho a decidir sobre sus vidas que cualquier otra persona”.
División entre los líderes políticos
En cuanto a los líderes políticos, Keir Starmer, líder del Partido Laborista, ha mantenido una postura neutral, pero se espera que vote a favor del proyecto de ley, dado el apoyo que ha mostrado a la causa. Líderes de su partido, como Liz Kendall, secretaria de Trabajo y Pensiones, y Ed Miliband, secretario de Energía, también se inclinan por el sí. Sin embargo, figuras clave del gobierno laborista, como Wes Streeting, secretario de Salud, y Shabana Mahmood, secretaria de Justicia, han manifestado su oposición, lo que refleja las tensiones internas dentro del partido.
Por otro lado, los defensores de la propuesta aseguran que, si se aprueba la ley, se contará con un periodo de dos años para implementar las medidas adecuadamente. Aseguran que el gobierno trabajará en conjunto con expertos para garantizar que el proceso de eutanasia asistida se realice de manera segura y respetuosa, aunque el proyecto sigue siendo una iniciativa privada y no un proyecto del gobierno.
El dilema y las consecuencias del voto
Uno de los aspectos más polémicos de la legislación es la preocupación de los opositores, quienes argumentan que el debate en la Cámara de los Comunes ha sido insuficiente, dada la complejidad y las implicaciones de la eutanasia asistida. Critican la naturaleza de un proyecto de ley de miembro privado, que limita el tiempo disponible para debatir y votar de manera exhaustiva sobre temas tan delicados.
El futuro de esta legislación está en manos de los más de 100 diputados que aún no se han decidido, muchos de los cuales probablemente se abstendrán de votar o tomarán su decisión al momento de la votación. Este escenario eleva la incertidumbre sobre el resultado final, que podría marcar un antes y un después en la legislación británica sobre el derecho a morir.
Mientras tanto, se prevé que tanto los pacientes terminales que apoyan el cambio como los activistas discapacitados que se oponen se reúnan en concentraciones para mostrar su apoyo o rechazo, lo que subraya la gran carga emocional y moral que implica esta decisión. Lo que está claro es que, independientemente del resultado, el voto de este viernes quedará marcado como un momento crucial en la historia política y social del Reino Unido.
En las horas previas al voto, el país está a la espera de un veredicto que podría cambiar el enfoque sobre los derechos humanos al final de la vida, un tema que sigue siendo uno de los más controvertidos en la sociedad contemporánea.
Crédito fotográfico: Bloomberg