En una semana marcada por tensiones comerciales, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calmó los temores de una posible “guerra arancelaria” con Estados Unidos tras una conversación telefónica «muy amable» con el expresidente Donald Trump, quien recientemente amenazó con imponer un arancel del 25% a México y Canadá si no detenían la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.
En una rueda de prensa celebrada el jueves, Sheinbaum explicó que las discusiones se centraron en la cooperación en torno a temas como la migración y las drogas, sin llegar a un acuerdo sobre el cierre de fronteras o la implementación de aranceles.
El lunes, Trump había declarado públicamente que al ser reelegido como presidente, impondría fuertes tarifas si México y Canadá no actuaban contra el flujo de inmigrantes y el fentanilo, lo que generó una inmediata preocupación en ambos países.
Sin embargo, Sheinbaum aseguró que no se discutieron temas relacionados con aranceles durante su conversación y dejó claro que, lejos de ser un conflicto, se trató de un diálogo constructivo. «Le aseguré que México tiene una estrategia en materia migratoria, y que no vamos a permitir que los inmigrantes lleguen a la frontera norte. Fue un reconocimiento de los esfuerzos del gobierno mexicano», afirmó Sheinbaum.
Aunque Trump, a través de sus redes sociales, insinuó que Sheinbaum había aceptado frenar la migración, la presidenta mexicana negó esa interpretación, aclarando que en ningún momento se habló de cerrar las fronteras entre ambos países, algo que, según ella, sería inviable. «Cada quien tiene su forma de comunicarse, pero les garantizo que nunca se propuso el cierre de la frontera», destacó Sheinbaum, reafirmando el compromiso de México con una gestión ordenada de la migración.
El contexto de las amenazas arancelarias
La amenaza de Trump de imponer un 25% de aranceles a México y Canadá surgió como respuesta a lo que él considera una “invasión” de inmigrantes ilegales y el flujo de fentanilo proveniente de México hacia Estados Unidos. Estas declaraciones se producen en un contexto más amplio de tensiones sobre el control de la migración en la región y el aumento de las sobredosis relacionadas con el fentanilo, un opioide sintético que ha causado miles de muertes en Estados Unidos en los últimos años.
Trump también pidió a México y Canadá utilizar su poder para frenar el narcotráfico y la inmigración ilegal, sugiriendo que, de no hacerlo, los países deberían pagar «un precio muy alto». Al día siguiente, Sheinbaum dejó entrever que México podría responder con aranceles propios si la situación escalaba, pero tras su conversación con Trump, la situación parece haberse calmado, y el tono de las negociaciones se orientó hacia la cooperación.
Una relación basada en la cooperación
Durante su conversación, Sheinbaum abordó los programas que su gobierno ha implementado para atender la migración, incluyendo el apoyo a los países de Centroamérica y a los migrantes que llegan a México.
También discutieron el problema del tráfico de fentanilo y el impacto negativo que las armas fabricadas en EE. UU. tienen en México, facilitando la violencia y el narcotráfico. Sheinbaum subrayó que Trump expresó interés por los esfuerzos de México en la lucha contra las adicciones al fentanilo, un tema sensible en ambos países.
Además, la presidenta mexicana aprovechó la oportunidad para abogar por el fin de los bloqueos económicos contra países como Cuba y Venezuela, señalando que tales medidas agravan los problemas migratorios y afectan a las personas que buscan refugio.
Soberanía y defensa nacional
Sheinbaum también respondió a comentarios de fuentes cercanas a Trump, quienes sugerían el uso de tropas estadounidenses en territorio mexicano para combatir a los cárteles de drogas. La presidenta mexicana calificó la idea como «una película», destacando que las conversaciones que había tenido con Trump y su equipo no incluían tales propuestas. «México es un país libre, independiente y soberano, y defendemos nuestra soberanía por encima de todo», concluyó.
Con estas declaraciones, Sheinbaum ha dejado claro que, aunque los desafíos migratorios y el narcotráfico siguen siendo puntos clave en la relación bilateral, México continuará defendiendo su autonomía frente a cualquier intervención extranjera. En este sentido, la conversación con Trump, aunque tensa, no parece haber derivado en una escalada hacia un conflicto comercial o militar, sino más bien en una plataforma para futuras negociaciones cooperativas en temas de seguridad y migración.
Este giro en la relación bilateral refleja la importancia de mantener un diálogo constante, incluso en momentos de tensión, para evitar confrontaciones destructivas y buscar soluciones colaborativas a problemas comunes. El futuro de las relaciones entre México y Estados Unidos dependerá de la capacidad de ambos países para gestionar estos temas sensibles sin sacrificar sus intereses y, sobre todo, sin poner en peligro la soberanía de México.
Crédito fotográfico: Reuters