EE.UU: Elon Musk y el riesgo de conflicto de intereses en la reducción de fondos federales para la banda ancha rural

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THE LATIN VOX (30 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Elon Musk, el hombre más rico del mundo y uno de los empresarios más influyentes de la era moderna, podría estar a punto de transformar el panorama de la banda ancha en Estados Unidos, pero no sin generar controversias.

Nombrado por Donald Trump para co-liderar una comisión destinada a reducir el tamaño del gobierno federal, Musk tiene una oportunidad única para reconfigurar los fondos destinados a mejorar la conectividad de internet en zonas rurales. Sin embargo, sus intereses privados podrían chocar directamente con los objetivos públicos, lo que plantea un serio conflicto de intereses.

Desde hace años, Musk ha sido un crítico feroz del programa de la administración Biden denominado Broadband Equity, Access, and Deployment (Bead), que distribuye $42.45 mil millones para mejorar el acceso a internet de alta velocidad en comunidades rurales a través de un subsidio gubernamental.

La empresa de Musk, Starlink, un servicio de internet satelital, se ha visto excluida de estos fondos tras ser considerada demasiado lenta para cumplir con los estándares establecidos. Sin embargo, el panorama podría cambiar con la nueva administración de Trump, que parece dispuesto a adoptar propuestas de Musk que favorecen su empresa.

El conflicto de intereses surge al considerar que cualquier recorte o reorientación de los fondos para la fibra óptica en áreas rurales podría beneficiar directamente a Starlink, cuyo modelo de negocios se basa en internet satelital.

Si Musk logra reducir la inversión federal en infraestructura de banda ancha terrestre, la demanda por los servicios de Starlink en áreas rurales podría aumentar considerablemente.

En palabras de Blair Levin, analista de la industria de telecomunicaciones, esta situación sería sin precedentes: “Nunca hemos tenido una situación en la que el principal accionista de una empresa de comunicaciones tenga tanto poder para influir en el presidente y, al mismo tiempo, tenga una misión oficial para promover la eficiencia del gobierno, con tantos contratos federales en juego”.

Aunque Musk y su aliado, el empresario y ex-candidato presidencial Vivek Ramaswamy, defienden la idea de que Trump podría recurrir a la impugnación de ciertos fondos federales si lo considera necesario, este tipo de acciones podría generar un aluvión de demandas legales que, aunque demoradas, beneficiarían a Starlink por el simple hecho de dilatar el proceso.

A lo largo de los años, Musk ha mantenido una postura desafiante frente al programa Bead, calificándolo de “despilfarro de dinero de los contribuyentes” y afirmando que está fallando en llegar a las comunidades más necesitadas.

Por su parte, las grandes compañías de telecomunicaciones como AT&T y Verizon también han criticado el uso de fondos gubernamentales para financiar la competencia en áreas rurales, donde ofrecer servicios de internet por fibra óptica suele ser económicamente inviable. A pesar de estas críticas, el programa Bead se mantiene firme en su intención de expandir la fibra óptica, reconociendo que esta tecnología es la más fiable y eficiente a largo plazo para conectar a las zonas rurales con internet de alta velocidad.

Sin embargo, la falta de transparencia sobre la viabilidad económica de Starlink y la creciente presión política podrían llevar a un cambio significativo en la distribución de los fondos federales. Según algunos analistas, la inversión en el servicio satelital de Musk está aumentando, con ingresos proyectados que pasarían de $1.4 mil millones en 2022 a $6.6 mil millones en 2024, a medida que más usuarios en áreas rurales optan por sus servicios debido a la falta de alternativas.

Si Musk y Ramaswamy logran implementar sus propuestas, podrían reorientar parte del dinero destinado a la fibra óptica hacia el internet satelital. Esto pondría una presión aún mayor sobre los competidores terrestres, que han argumentado que, aunque existen otras opciones tecnológicas para la conectividad de alta velocidad, la fibra óptica es la solución más confiable y rentable.

Por otro lado, la incertidumbre legal sobre el destino de los fondos Bead podría beneficiar a Starlink. A medida que se alargan los plazos para la ejecución de los subsidios, las comunidades rurales más aisladas podrían verse tentadas a suscribirse a los servicios de Starlink, ya que, en muchos casos, esta es la única opción viable mientras se resuelven los conflictos legales.

El potencial de Musk para influir en el futuro de la banda ancha rural, mediante su participación en la administración de Trump, genera una preocupación creciente entre los críticos del programa Bead, quienes temen que las políticas de eficiencia del gobierno puedan ser utilizadas para enriquecer aún más a un empresario que ya posee vastos intereses en el sector de las telecomunicaciones.

En resumen, el vínculo entre Musk y la comisión de eficiencia del gobierno es un claro ejemplo de cómo los intereses privados pueden influir en las políticas públicas. El futuro de la banda ancha rural de Estados Unidos está ahora más que nunca en manos de las decisiones que tomen tanto el gobierno federal como las grandes corporaciones del sector. Y, como suele suceder en estos casos, la línea entre lo público y lo privado puede ser muy difusa.

Crédito fotográfico: TED


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