THE LATIN VOX (5 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un giro inesperado, las fuerzas de seguridad de México anunciaron la incautación más grande de fentanilo en la historia del país, justo una semana después de que el expresidente estadounidense Donald Trump amenazara con imponer aranceles del 25% a productos de México y Canadá si no tomaban medidas más estrictas contra el flujo de inmigrantes y drogas hacia Estados Unidos.
El fentanilo, un opioide sintético altamente mortal, fue encontrado por soldados y marinos mexicanos en dos propiedades de Sinaloa, uno de los estados más estratégicos en la producción y tráfico de drogas. En total, las autoridades mexicanas decomisaron más de una tonelada de pastillas de fentanilo, una cantidad alarmante que refleja la magnitud del problema que enfrenta la región.
La incautación tuvo lugar el martes por la noche, cuando las fuerzas de seguridad persiguieron a dos hombres armados que, al ser detectados, huyeron hacia dos casas. En una de ellas, se encontraron alrededor de 300 kg de fentanilo, mientras que en la otra, un camión cargado con aproximadamente 800 kg del mismo opioide en forma de píldoras. También se incautaron varias armas y se arrestó a dos individuos involucrados en el operativo.
Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública de México, destacó en sus redes sociales: «En Sinaloa, logramos la incautación más grande de fentanilo en la historia». El presidente de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien se encuentra al frente del gobierno mexicano, afirmó que esta operación es el resultado de una investigación que había estado en curso por un tiempo. Sin embargo, la naturaleza del operativo y el contexto temporal han generado dudas.
El fentanilo es una de las principales sustancias involucradas en las muertes por sobredosis en los Estados Unidos, donde se estima que alrededor de 70,000 personas fallecen anualmente debido a este opioide. La mayoría de este fentanilo es fabricado en México, con precursores químicos que provienen principalmente de China, y se trafica hacia el norte, cruzando la frontera hacia Estados Unidos en grandes cantidades.
El hallazgo se presenta como una victoria significativa, pero también resalta un patrón inquietante: las incautaciones de fentanilo en México han disminuido drásticamente en lo que va del año. Según cifras oficiales, entre enero y junio de 2024, las fuerzas federales mexicanas solo incautaron 130 kg de fentanilo, lo que representa una caída del 94% en comparación con el año anterior, cuando se decomisaron más de 2,300 kg de la droga.
David Saucedo, analista de seguridad, comentó sobre la situación, destacando que aunque este decomiso es significativo, es claro que el gobierno mexicano solo actúa con firmeza cuando enfrenta presiones externas, como las provenientes de Washington.
«Es evidente que el gobierno mexicano no ve al fentanilo como un problema propio. La lucha contra él no es una prioridad, pero cuando hay presión de Estados Unidos, entonces aumentan las incautaciones», dijo Saucedo. Este análisis resalta una desconexión preocupante entre la política interna mexicana y la crisis de salud pública que el fentanilo representa, tanto para México como para Estados Unidos.
Además, Saucedo señaló que, aunque la incautación fue un golpe fuerte al tráfico de fentanilo, el verdadero desafío radica en desmantelar las fábricas de drogas que lo producen. Sin un esfuerzo concertado para erradicar las instalaciones que fabrican estos opioides, las autoridades podrían estar logrando pequeñas victorias, pero sin abordar el problema estructural de fondo.
El tiempo de este anuncio coincide con un momento crítico en las relaciones entre México y Estados Unidos, cuando la presión sobre el gobierno mexicano para frenar el flujo de migrantes y el narcotráfico es más fuerte que nunca.
Las amenazas de Trump de imponer aranceles han intensificado el enfoque de la administración mexicana hacia la seguridad fronteriza y la lucha contra las drogas, aunque algunos analistas sugieren que la respuesta de México podría estar más relacionada con los intereses de Estados Unidos que con un compromiso real para resolver el problema del fentanilo en su territorio.
A medida que la crisis del fentanilo continúa golpeando a América del Norte, el caso de México plantea preguntas cruciales sobre la efectividad de las políticas de seguridad y la responsabilidad compartida en la lucha contra las drogas.
¿Será esta incautación un cambio de rumbo real o solo una respuesta reactiva a la presión internacional? Solo el tiempo dirá si este operativo marca el inicio de una nueva estrategia contra el narcotráfico o si, como muchos temen, será solo otro esfuerzo aislado que no cambiará la dinámica de la producción y distribución del fentanilo en la región.
Crédito fotográfico: Omar H. Garcia Harfuch