THE LATIN VOX (7 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, mientras millones de estadounidenses acudían a las urnas, un pequeño grupo de activistas de extrema derecha de Alemania se encontraba en Mar-a-Lago, la lujosa residencia de Donald Trump en Florida, esperando ansiosamente los resultados de la contienda electoral.
En su mayoría desapercibidos por los medios de comunicación internacionales, este grupo de la Alternative für Deutschland (AfD), conocido por su postura anti-migración y euroescéptica, utilizó la ocasión para estrechar lazos con el presidente electo de EE.UU. y hacer eco de sus posiciones en la política global.
Entre los miembros del grupo se encontraba Phillipp-Anders Rau, candidato parlamentario del AfD y polémica figura de la extrema derecha alemana. Con un pasado marcado por escándalos, Rau, que se describió como ex actor porno, ex usuario de cocaína y condenado por fraude, fue uno de los primeros en posar junto a Trump en un gesto que reflejaba el creciente acercamiento entre los populistas europeos y el expresidente estadounidense.
En la noche del 5 de noviembre, Rau publicó en sus redes sociales una foto junto a Trump, con un mensaje en el que celebraba el encuentro como un «recuerdo eterno». «Espero que Donald Trump logre la renovación para su país que nosotros, en el AfD, planeamos para Alemania», escribió Rau, destacando la conexión ideológica entre la extrema derecha alemana y los intereses de Trump.
El encuentro no fue fortuito. Desde principios de 2023, miembros del AfD habían intensificado sus esfuerzos por acercarse al campamento de Trump, buscando aprovechar el impulso del movimiento MAGA (Make America Great Again) para sus propios fines políticos en Alemania, donde las elecciones generales se celebrarán en febrero de 2024.
Alice Weidel, líder del AfD, fue una de las primeras figuras internacionales en felicitar a Trump por su victoria electoral en 2020, y varios miembros del partido han expresado su intención de asistir a la inauguración de enero.
El entusiasmo del grupo alemán por Trump no se limitó a las poses fotográficas. En un video compartido por los activistas, se les puede escuchar coreando el lema «¡Luchar! ¡Luchar! ¡Luchar!» en inglés y alemán, un grito de batalla que Trump popularizó tras un intento de asesinato en un mitin en Pensilvania en 2021.
En el video, Trump aparece en el balcón de Mar-a-Lago, saludando a los activistas alemanes, quienes se apresuran a acercarse para estrechar su mano.
La relación entre los activistas del AfD y Trump se ha construido cuidadosamente. Según informes, Jan Wenzel Schmidt, un político del AfD que mantiene vínculos con el Movimiento Identitario, grupo de ultraderecha clasificado como «extremista de derecha» por las autoridades alemanas, fue uno de los principales intermediarios que facilitó el acceso de Rau y otros miembros del AfD a Trump.
Schmidt, junto a otros miembros del AfD, había asistido a eventos organizados por los jóvenes republicanos en Nueva York, y en reciprocidad, los republicanos fueron invitados a Berlín y Magdeburgo en un intercambio que buscaba reforzar los lazos entre los dos grupos.
Este tipo de relaciones muestra cómo el AfD ha intentado posicionarse como parte de un movimiento populista y nacionalista global, estrechando lazos con figuras como Trump, quienes comparten una retórica contra la inmigración, el globalismo y las élites políticas establecidas. No es la primera vez que el AfD busca establecer vínculos con líderes de extrema derecha en todo el mundo; sin embargo, el apoyo de Trump añade un nuevo nivel de legitimidad a sus aspiraciones.
En Alemania, el AfD ha sido un partido polarizador, con una creciente base de apoyo entre aquellos descontentos con la política de inmigración y las élites tradicionales. A pesar de las críticas hacia Trump, especialmente por su retórica sobre Alemania y sus políticas de defensa, el AfD ha encontrado en él una figura inspiradora, cuyo liderazgo representa una alternativa al establishment político.
Rau y otros miembros del AfD han señalado a Trump como el «portador de paz» en Europa, especialmente en relación con la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia. Su rechazo al envío de armas a Ucrania y su apoyo a una aproximación más amistosa con Moscú resuena profundamente con las posturas de Trump.
Sin embargo, las conexiones de la extrema derecha alemana con Trump no están exentas de controversia. La historia personal de Rau, marcada por múltiples escándalos legales, ha hecho que incluso dentro del propio AfD se le vea con desconfianza. A pesar de sus pasados legales, como su condena por fraude y robo, Rau ha logrado mantener su posición dentro del partido, que sigue desafiando las normas políticas tradicionales de Alemania.
La relación entre el AfD y Trump no solo refleja una colaboración ideológica, sino también una estrategia pragmática en busca de poder y relevancia global. Con las elecciones alemanas a la vuelta de la esquina, el AfD está buscando consolidar una imagen internacional que lo vincule a los movimientos populistas y de derecha que están ganando terreno en todo el mundo.
Lo que queda claro es que, mientras las fuerzas de extrema derecha se unen en su lucha contra la globalización y la inmigración, las conexiones entre Trump y el AfD están diseñadas para hacer eco de un cambio en el orden político mundial. En las elecciones de 2024, tanto en EE.UU. como en Europa, la alineación entre estos movimientos de derecha será un factor crucial en la configuración del futuro político global.
Crédito fotográfico: t-online.de