THE LATIN VOX ( 19 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El vínculo entre las grandes empresas tecnológicas y las administraciones gubernamentales ha sido históricamente complejo, pero en el caso de Uber, su reciente donación al fondo inaugural de Donald Trump marca un giro notable en su estrategia.
Tanto la compañía como su CEO, Dara Khosrowshahi, han donado $1 millón cada uno, sumándose a una creciente lista de ejecutivos de tecnología y empresas que buscan forjar una relación favorable con la administración entrante.
La confirmación de las donaciones por parte de Uber y Khosrowshahi fue reportada el martes por el Wall Street Journal, lo que ha generado atención, dado que Uber no tiene el mismo historial de tensiones con Trump que otras empresas tecnológicas prominentes, como Meta o Amazon. De hecho, los vínculos de Uber con Trump y su administración se han mantenido relativamente neutrales, lo que hace aún más significativo este gesto financiero.
Este tipo de donaciones no es inusual entre grandes empresas que buscan establecer una relación favorable con los nuevos líderes del país. En el caso de Uber, las contribuciones al fondo inaugural de Trump se suman a las de otras empresas de tecnología, como Meta, que también donó $1 millón la semana pasada.
OpenAI, a través de su CEO Sam Altman, y Amazon, que planea hacer una donación similar, también están contribuyendo generosamente al fondo inaugural, lo que sugiere un deseo de acercarse a la administración de Trump.
La participación de Uber en este círculo de donantes no es solo financiera. La compañía se ve envuelta en una red de relaciones interpersonales y estratégicas que complican la narrativa. Un dato curioso es que el director legal de Uber, Tony West, es cuñado de Kamala Harris, la vicepresidenta electa, lo que añade una capa interesante de conexiones políticas al panorama.
West, quien tomó una licencia para apoyar la campaña presidencial de Harris, ha vuelto a su puesto en Uber, creando un contraste interesante en los intereses y relaciones que la compañía mantiene con figuras clave en la política estadounidense.
Este tipo de contribuciones se considera una manera de “ganarse” la buena voluntad de los nuevos administradores, especialmente en un momento en que Trump ha estado manteniendo reuniones y cenas con varios ejecutivos del sector tecnológico desde su victoria electoral. Entre los CEOs que han sido invitados a sus cenas en Mar-a-Lago se encuentran figuras prominentes como Mark Zuckerberg, Tim Cook de Apple, Sundar Pichai y Sergey Brin de Google, y próximamente, Jeff Bezos de Amazon.
Las donaciones al fondo inaugural de Trump no se limitan a empresas tecnológicas. En 2017, Amazon contribuyó con $57,746 al primer fondo inaugural de Trump, mientras que otras empresas como Google y Microsoft hicieron donaciones sustanciales, con $285,000 y $500,000 respectivamente. Meta, por otro lado, decidió no hacer ninguna contribución en ese momento, lo que generó cierto revuelo en ese entonces.
Lo más relevante de las donaciones de este mes, sin embargo, es el contexto. Se ha informado que la administración entrante está ofreciendo incentivos y beneficios especiales a los principales donantes de su fondo inaugural.
En este sentido, Uber parece estar adoptando una postura más proactiva en la construcción de puentes con la nueva administración, especialmente cuando se considera que la relación con el gobierno de Joe Biden fue menos directa, con Uber donando solo $1 millón al evento de investidura en 2021, pero sin la participación de Khosrowshahi.
Para Khosrowshahi, esta es la mayor donación que ha hecho a un fondo político o de investidura, lo que resalta la importancia que tiene para él la relación con la administración Trump. Si bien su postura no parece tan marcada como la de otros gigantes tecnológicos que han tenido roces públicos con el presidente electo, esta donación muestra una clara intención de fortalecer su conexión con el poder político.
La pregunta ahora es cómo se traducirán estas donaciones en beneficios tangibles para empresas como Uber en términos de políticas públicas y regulación. En el pasado, las administraciones republicanas han sido más amigables con el sector privado en comparación con las demócratas, especialmente en áreas como la desregulación.
Sin embargo, la administración Trump también ha sido impredecible, y la habilidad de Uber para navegar por estas aguas turbulentas podría depender de cómo evolucione la relación entre la compañía y el presidente electo.
Lo cierto es que Uber y otras grandes tecnológicas están demostrando una disposición a jugar el juego político, con la esperanza de que estas contribuciones les aseguren un lugar en la mesa de los poderosos durante los próximos años. Si estas donaciones serán recompensadas con políticas que favorezcan a la industria, solo el tiempo lo dirá, pero sin duda marcan el comienzo de una nueva era en la interacción entre el sector privado y el poder político estadounidense.
Crédito fotográfico: CNN News