THE LATIN VOX (22 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El conflicto en Yemen, una guerra civil que lleva años desangrando al país, ha cobrado una nueva dimensión con la intervención directa de potencias internacionales como Estados Unidos e Israel, en un contexto cada vez más marcado por la militarización del Mar Rojo y las tensiones con Irán.
El pasado sábado, el Comando Central de Estados Unidos (Centcom) ejecutó una serie de ataques aéreos de precisión contra instalaciones clave de los hutíes en la capital yemení, Sana’a, en un intento por debilitar las capacidades operativas de este grupo insurgente respaldado por Irán.
Los blancos fueron un almacén de misiles y un centro de comando y control, esenciales para las operaciones del grupo, que en los últimos meses ha intensificado sus ataques contra buques comerciales y militares en el Mar Rojo y otras zonas marítimas estratégicas.
El contexto: El Mar Rojo como campo de batalla
El ataque se produce en medio de un aumento de la violencia marítima en la región, particularmente en el Mar Rojo y el Bab al-Mandeb, un estrecho paso marítimo que conecta el Mar Rojo con el Golfo de Adén y que es vital para el comercio internacional.
Los hutíes, que controlan gran parte de Yemen, han intensificado sus ataques contra barcos mercantes y buques de guerra de la marina de EE. UU., justificando estas acciones como una forma de bloquear el acceso a Israel. Los rebeldes hutíes afirman que están actuando en solidaridad con los palestinos en el contexto del conflicto entre Israel y Gaza, aunque sus ataques han afectado a una amplia variedad de embarcaciones, muchas de las cuales no tienen vínculo alguno con la guerra en Gaza.
Estados Unidos ha señalado que sus ataques aéreos tienen como objetivo desbaratar y degradar las operaciones hutíes, especialmente aquellas que afectan al comercio internacional y a la seguridad de sus fuerzas y aliados en la región.
Según un comunicado de Centcom, los ataques en Sana’a también fueron en respuesta a las agresiones continuas de los hutíes contra buques de guerra estadounidenses y otras embarcaciones comerciales en el Mar Rojo.
La respuesta internacional: Retaliaciones y nuevas estrategias
La creciente amenaza a la navegación internacional ha llevado a Estados Unidos y sus aliados a intensificar sus operaciones en la región. El mismo día del ataque en Sana’a, los hutíes lanzaron un misil hacia Tel Aviv, el centro comercial de Israel, lo que causó 16 heridos en el que fue el segundo ataque en pocos días.
Este acto de represalia está directamente vinculado a los ataques aéreos lanzados por Israel en Yemen en los días previos, donde se atacaron puertos e infraestructuras energéticas controladas por los hutíes. El ciclo de ataques entre estos actores se ha ido intensificando, y la tensión internacional se siente más que nunca.
Para contrarrestar la creciente amenaza de los hutíes, Estados Unidos está buscando apoyo internacional para darle a la ONU mayores poderes para interceptar embarcaciones en el Mar Rojo que se dirigen a puertos bajo control hutí, en un esfuerzo por debilitar a este grupo insurgente que, además, cuenta con el respaldo de Irán. Esta medida, sin embargo, podría complicar aún más la situación humanitaria en Yemen, ya que dificultaría la operación de las organizaciones humanitarias en las áreas bajo control hutí.
En paralelo, Washington está evaluando la posibilidad de re-designar a los hutíes como un grupo terrorista, una decisión que tendría graves implicaciones para las ayudas internacionales que llegan a las zonas de Yemen controladas por los rebeldes. Esta medida aumentaría las restricciones a las organizaciones de ayuda, complicando aún más la ya deteriorada situación humanitaria del país.
El Mar Rojo: Un punto caliente de la geopolítica internacional
El ataque de Estados Unidos a las instalaciones hutíes es solo una parte de una serie de intervenciones militares en la región, que también involucra a Reino Unido e Israel. Los recientes ataques aéreos sobre Yemen han respondido a la creciente amenaza de los hutíes, que no solo atacan a buques comerciales, sino que también han lanzado misiles contra Israel, lo que ha generado una respuesta directa de Tel Aviv. Israel, que ha estado involucrado en el conflicto en Gaza, también ha lanzado bombardeos aéreos contra los hutíes en Yemen, atacando puertos y objetivos estratégicos en las zonas controladas por los rebeldes.
La región del Mar Rojo y sus estrechos como el Bab al-Mandeb se han convertido en un epicentro de confrontación geopolítica. Aquí, las rutas comerciales vitales para el petróleo y otras mercancías se cruzan con las ambiciones regionales de actores clave como Irán, que respalda a los hutíes como parte de su estrategia de influencia en el Medio Oriente.
¿Qué viene después?
Los ataques aéreos de Estados Unidos subrayan un punto crítico en la dinámica de poder en la región. La respuesta militar de Washington busca asegurar la libertad de navegación en un mar clave para el comercio mundial, mientras que las fuerzas hutíes continúan su lucha para reforzar el bloqueo naval a Israel, con el apoyo tácito de Irán.
Sin embargo, el futuro del conflicto en Yemen y en el Mar Rojo sigue siendo incierto. A medida que las potencias internacionales intensifican su involucramiento, la guerra en Yemen parece estar absorbiendo a más actores externos, lo que podría escalar aún más la situación, no solo en términos militares, sino también en el plano diplomático y humanitario.
Este nuevo capítulo en la guerra en Yemen y en el conflicto en el Mar Rojo pone de manifiesto cómo los intereses globales pueden confluir en regiones estratégicas, alterando las dinámicas de poder y dejando a la población civil atrapada en medio de la violencia y las represalias. La comunidad internacional, ahora más que nunca, se enfrenta al desafío de encontrar una solución que garantice tanto la seguridad regional como el bienestar humanitario en un contexto cada vez más complejo.
Crédito fotográfico: The New York Times