THE LATIN VOX (11 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Mientras Ucrania se prepara para ingresar en su cuarto año de guerra contra Rusia, la brigada más emblemática del país, Azov, ha lanzado un llamado para reclutar soldados de habla inglesa, en un momento crucial de la guerra que se complica por las tensiones internacionales y la futura presidencia de Donald Trump, que podría cambiar el rumbo del apoyo militar estadounidense.
Azov, una unidad voluntaria con raíces nacionalistas que han sido objeto de intensas campañas de propaganda rusa, tiene como objetivo formar un batallón internacional para aumentar sus números y continuar con su lucha contra la agresión rusa. La brigada, que desde su creación ha sido una de las fuerzas más conocidas y controvertidas dentro del Ejército ucraniano, planea aprovechar el apoyo extranjero para fortalecer sus filas.
El comandante de Azov, conocido con el nombre de Karl, explicó que el objetivo es reclutar personas con experiencia militar, dado que Ucrania se encuentra en desventaja numérica frente a Rusia. «Estamos luchando para evitar que Rusia se acerque más a Europa», dijo Karl, destacando que la caída de Ucrania podría abrir la puerta para que Moscú amenace a países como Polonia, los Estados Bálticos y otras naciones europeas más pequeñas.
Desde el inicio de la invasión rusa a gran escala, más de 15 británicos han muerto en combate, entre ellos el médico de combate Jordan Maclachlan, de 26 años, y el ex soldado del Ejército Británico Jake Waddington, de 34 años, ambos fallecidos recientemente.
Estas bajas reflejan el constante flujo de voluntarios internacionales que han acudido a las filas del Ejército ucraniano, incluidos ciudadanos de Europa y América del Norte. Según las estimaciones de inteligencia, más de 43,000 soldados ucranianos han perdido la vida, mientras que las bajas rusas se estiman en alrededor de 130,000.
Aunque unirse a las fuerzas armadas de Ucrania no es ilegal para los ciudadanos no ucranianos, el proceso de incorporación a Azov es riguroso. Los voluntarios deben pasar por una serie de entrevistas en Kiev, que incluyen una evaluación psicológica y una prueba de polígrafo para verificar que no trabajen para las fuerzas especiales rusas. «La seguridad es clave», explicó el comandante Karl.
El entrenamiento inicial dura entre dos y tres meses, incluso para aquellos con experiencia militar, y se lleva a cabo en grupos de aproximadamente 80 personas. El enfoque está en preparar a los soldados para las realidades del campo de batalla ucraniano, que incluye el uso intensivo de drones y artillería. «El entrenamiento en algunas partes de Europa no ha cambiado mucho desde la Segunda Guerra Mundial», comentó Karl, subrayando la necesidad de adaptarse a las modernas tácticas de guerra.
Una vez que los reclutas completan su formación, se espera que se unan a las unidades de asalto de infantería, conscientes de que el conflicto es extremadamente peligroso. «La realidad puede ser bastante dura, es una guerra», reconoció el comandante.
Actualmente, Azov opera cerca de Toretsk, una ciudad en el este de Ucrania que ha quedado en ruinas y se encuentra dividida entre las fuerzas ucranianas y rusas. La situación en todo el frente se espera que empeore, especialmente con la llegada de un posible cambio de política en los Estados Unidos, donde se teme que Trump reduzca o incluso detenga el flujo de ayuda militar hacia Ucrania, con la intención de poner fin al conflicto.
Este nuevo reclutamiento refleja la urgencia con la que Ucrania busca aumentar sus fuerzas a medida que se enfrenta a una guerra prolongada, con el temor de que los recursos y el apoyo internacional puedan verse comprometidos en los próximos meses.
La brigada Azov, a pesar de su controvertido origen y su enfoque en la defensa nacionalista, sigue siendo una de las unidades más destacadas en la resistencia contra la invasión rusa, buscando aliados internacionales para seguir luchando por su soberanía.
Crédito fotográfico: Ukrainian Presidential Press Service/Handout via Reuters Photo