Haití: Más de un millón de habitantes desplazados por la violencia de las pandillas

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THE LATIN VOX (15 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La creciente violencia de las pandillas en Haití ha forzado a más de un millón de personas a abandonar sus hogares, sumiendo al país en una crisis humanitaria sin precedentes. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de la mitad de las personas desplazadas internamente (PDI) son niños, quienes están soportando el peso de la desestabilización y el colapso de la seguridad en la capital, Puerto Príncipe. Muchos de estos niños y sus familias han sido desplazados en múltiples ocasiones, lo que agrava aún más la situación.

Amy Pope, directora de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), expresó con preocupación que Haití necesita una asistencia humanitaria sostenida de manera urgente para salvar y proteger vidas. “Debemos trabajar juntos para abordar las causas profundas de la violencia y la inestabilidad que han llevado a tanta muerte y destrucción. Los haitianos merecen un futuro», señaló Pope, haciendo un llamado a la comunidad internacional a “elegir la solidaridad sobre la indiferencia”.

La intensificación de la violencia

La violencia en Haití ha ido en aumento desde febrero de 2023, cuando las pandillas se unieron para lanzar una rebelión política y coordinada contra el gobierno. Este levantamiento criminal, que incluyó ataques a edificios gubernamentales, hospitales, escuelas y hasta el aeropuerto, paralizó la ciudad y derivó en la caída del primer ministro, mientras miles de ciudadanos huían de sus hogares.

La llegada de cientos de oficiales de policía kenianos, en el marco de una misión de seguridad multinacional respaldada por Estados Unidos, trajo inicialmente algo de esperanza y una disminución temporal de la violencia. Sin embargo, la calma fue breve, y a partir de octubre, la situación volvió a descontrolarse.

Las calles de Puerto Príncipe son escenario de enfrentamientos casi diarios entre pandilleros armados hasta los dientes, lo que ha generado una atmósfera de guerra civil. En los barrios como Solino, el sonido constante de disparos es acompañado por el humo que se eleva de las viviendas incendiadas.

En el vecindario de Kokiyo, familias aterradas escapan, cargando sus pertenencias mientras otros intentan proteger lo poco que queda de sus hogares. «Esto es efectivamente una guerra civil… Cada día, cada mes, cada año, las pandillas se hacen más poderosas», afirma Felicen Dorcevah, un entrenador de boxeo de 45 años que ha tenido que huir varias veces de la violencia.

Un éxodo sin fin

La situación de desplazamiento es alarmante. En la actualidad, existen 108 sitios de desplazados severamente sobrepoblados en Puerto Príncipe, muchos de ellos ocupando escuelas, iglesias y hasta edificios ministeriales.

Estos espacios, que fueron concebidos como refugios temporales, se han convertido en hogares improvisados para miles de haitianos que no saben si podrán regresar a sus hogares algún día. El número de desplazados se ha triplicado en el último año, pasando de unos 315,000 en diciembre de 2023 a más de 1 millón en la actualidad. Esta situación refleja un claro fracaso en la protección de los derechos humanos y en la administración de justicia en el país.

Rosy Auguste Ducena, defensora de los derechos humanos en Puerto Príncipe, subraya que la impunidad ha sido la principal causa de la escalada de violencia. A pesar de numerosas masacres perpetradas por las pandillas, el sistema judicial de Haití no ha logrado llevar a los responsables ante la justicia.

“Hasta el día de hoy, no se ha condenado a ni un solo miembro de las pandillas, ni siquiera en ausencia», afirma Ducena, añadiendo que los derechos humanos son violados a diario sin que las autoridades comprendan la gravedad de la situación.

La impunidad y el colapso institucional

El colapso del sistema judicial en Haití es un factor crucial que alimenta la violencia. La falta de rendición de cuentas por crímenes cometidos por las pandillas, la corrupción endémica y la impunidad generalizada crean un círculo vicioso que perpetúa la inseguridad.

En un contexto de gobernabilidad inestable, la violencia sigue creciendo mientras las instituciones haitianas, tanto de seguridad como judiciales, siguen siendo incapaces de garantizar la protección de los ciudadanos.

El futuro de Haití parece estar en juego, mientras más de un millón de personas se enfrentan a la incertidumbre. La comunidad internacional, y en particular los actores regionales, tienen la responsabilidad de actuar con urgencia para proporcionar asistencia humanitaria y presionar por una solución política que ponga fin a la violencia y permita la reconstrucción del país.

El éxodo masivo de haitianos y el colapso de la seguridad en Puerto Príncipe son el reflejo de una crisis humanitaria y política que ha alcanzado dimensiones desastrosas. A medida que el país se desangra por la violencia de las pandillas, el mundo debe comprometerse a ayudar a Haití en su lucha por la paz y la estabilidad.

La solidaridad internacional, y especialmente la acción concreta de las grandes potencias, será esencial para aliviar el sufrimiento de millones de haitianos y proporcionar un rayo de esperanza en medio de la devastación.

Crédito fotográfico: UNICEF/Herold Joseph


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