El primer ministro de Terranova y Labrador, Andrew Furey, ha enfatizado la importancia de una respuesta unificada de todos los primeros ministros canadienses ante las amenazas económicas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Furey destacó que la unidad es esencial para enfrentar los desafíos que podrían surgir si Trump implementa aranceles del 25% sobre todos los productos canadienses, una medida que afectaría significativamente las relaciones comerciales entre ambos países.
En este contexto, Furey subrayó que el sector energético de Canadá es un elemento clave en cualquier estrategia de respuesta. Como provincia productora de energía, Terranova y Labrador desempeña un papel crucial en el suministro de petróleo y electricidad a Estados Unidos. Furey señaló que, aunque la energía es una herramienta poderosa en las negociaciones, es fundamental utilizarla de manera estratégica y considerar todas las opciones disponibles para proteger los intereses nacionales sin causar daños colaterales innecesarios.
La postura de Furey refleja una preocupación compartida por otros líderes provinciales, quienes advierten que el uso de recursos energéticos como palanca podría tener consecuencias negativas tanto para Canadá como para Estados Unidos. Por ejemplo, la primera ministra de Alberta, Danielle Smith, ha expresado su desacuerdo con la idea de utilizar la energía como medida de represalia, argumentando que podría provocar una «crisis de unidad nacional». Esta diversidad de opiniones resalta la complejidad de la situación y la necesidad de una estrategia cuidadosamente calibrada que equilibre la defensa de los intereses económicos canadienses con la preservación de relaciones diplomáticas constructivas con Estados Unidos.