THE LATIN VOX (16 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un emotivo y a la vez inquietante discurso de despedida, el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó una fuerte advertencia sobre la creciente concentración de poder y riqueza en el país, alertando sobre el riesgo de que se esté formando una oligarquía que podría amenazar las bases mismas de la democracia estadounidense. Este discurso, que tuvo lugar en la noche del miércoles desde la Oficina Oval, marcó el final de una presidencia que fue históricamente significativa, pero también polémica.
“Hoy, una oligarquía está tomando forma en América, una oligarquía de riqueza extrema, poder e influencia que literalmente pone en peligro nuestra democracia, nuestros derechos fundamentales y la libertad de todos los ciudadanos para avanzar”, declaró Biden con tono firme y preocupado. En este mensaje, el mandatario subrayó su preocupación por los crecientes poderes de los más ricos, la influencia desmesurada del complejo militar-industrial, y la desinformación que prolifera en el país.
El discurso de Biden se produce en un contexto muy particular. Apenas unos meses antes, el presidente abandonó la carrera por la reelección, bajo presiones tanto de su partido como de la opinión pública, debido a dudas sobre su edad y su capacidad para seguir en el cargo. La derrota de su sucesora, Kamala Harris, en las elecciones presidenciales de noviembre ante Donald Trump, quien regresa al poder tras haber sido derrotado por Biden en 2020, añade aún más carga simbólica a sus palabras.
A lo largo de su mandato, Biden logró varios avances legislativos, desde inversiones en infraestructura y energía limpia hasta políticas para reducir los costos de los medicamentos. Además, su administración gestionó la pandemia y promovió importantes esfuerzos de conservación.
Sin embargo, en su discurso de despedida, no esquivó los temas espinosos, como el peligro de la concentración de poder y la necesidad de reformas políticas. Biden subrayó la importancia de enmendar la Constitución para garantizar que ningún presidente sea inmune a la justicia por delitos cometidos mientras se encuentra en el cargo.
Uno de los puntos culminantes de su mandato fue su mediación en el conflicto entre Israel y Hamas, con un acuerdo de alto al fuego que fue visto como un logro diplomático importante. Aunque este acuerdo es visto por algunos como un éxito, también refleja las complejidades de una presidencia que se desenvolvió bajo una creciente polarización interna y una presión internacional cada vez mayor.
En un emotivo momento, Biden recordó su humilde origen, destacando su trayectoria desde su infancia en Scranton, Pensilvania, hasta alcanzar la presidencia. «He dado mi corazón y mi alma a nuestra nación», dijo, reflejando sobre los desafíos personales y profesionales que enfrentó a lo largo de su carrera política.
A pesar de las bajas calificaciones de aprobación al final de su mandato, Biden se mostró confiado en que su legado político dejaría una huella en la historia de Estados Unidos. De hecho, en su discurso final, reiteró que, aunque ya no esté en la Casa Blanca, no desaparecerá de la escena política. «No voy a estar fuera de vista ni fuera de mente», aseguró.
Este discurso de despedida de Biden, un acto tradicional en la política estadounidense, no solo marca el cierre de una presidencia, sino también el fin de una carrera política que abarcó casi cinco décadas y nueve administraciones presidenciales.
Para Biden, la lucha por un futuro mejor y más justo continúa, incluso fuera de la Casa Blanca. «Lo que creo es que el Estados Unidos de nuestros sueños siempre está más cerca de lo que pensamos», concluyó, dejando un mensaje de esperanza y desafío a las generaciones venideras.
Su advertencia sobre el peligro de la oligarquía y las divisiones en la sociedad estadounidense podría ser uno de los legados más duraderos de su presidencia, especialmente en un momento en que el país se enfrenta a retos cada vez mayores para proteger sus ideales democráticos.
Crédito fotográfico: BBC News