
THE LATIN VOX (29 de junio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un informe impactante que expone las sombras del cibercrimen internacional, el Departamento de Justicia de EE. UU. reveló que un hacker vinculado al Cártel de Sinaloa usó la tecnología de vigilancia en la Ciudad de México para rastrear y asesinar a informantes del FBI.
Este caso, ocurrido en 2018, subraya la creciente amenaza que representa la vigilancia masiva y el uso indebido de datos personales por parte de grupos criminales, incluso en esferas tan sensibles como las operaciones de inteligencia.
El hacker, trabajando para la organización dirigida por Joaquín «El Chapo» Guzmán, quien fue extraditado a EE. UU. en 2017, logró acceder a los registros telefónicos de un agregado legal del FBI en la embajada estadounidense en Ciudad de México.
Utilizando esta información, el atacante no solo localizó al oficial, sino que también monitoreó sus movimientos y reuniones a través del sistema de cámaras de seguridad de la ciudad.
Un ataque sin precedentes
El informe detalla cómo el Cártel de Sinaloa utilizó las cámaras de vigilancia de la ciudad para seguir al oficial del FBI por todo México, obteniendo información crítica sobre sus encuentros y las posibles fuentes de inteligencia en la región.
De acuerdo con el informe, esta información fue utilizada para intimidar y, en algunos casos, asesinar a testigos y colaboradores del FBI, lo que comprometió gravemente las operaciones de la agencia en el país.
Aunque el informe no revela la identidad del hacker ni de los informantes, la gravedad del ataque resalta los riesgos que enfrentan las agencias de inteligencia y seguridad en un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la tecnología.
La amenaza de la vigilancia omnipresente
Este incidente pone de manifiesto un problema global en el que la vigilancia masiva y el uso de datos personales privados han creado nuevas vulnerabilidades.
La creciente proliferación de cámaras de seguridad y el acceso a información granular sobre ubicaciones y comunicaciones personales han facilitado a actores criminales y gobiernos menos sofisticados el aprovechamiento de estas tecnologías para explotar las debilidades en la seguridad.
El informe del Departamento de Justicia advierte que naciones y grupos criminales están cada vez mejor preparados para utilizar estas herramientas tecnológicas para identificar y explotar vulnerabilidades en la economía global de la vigilancia.
Esto plantea un desafío serio para los agentes de inteligencia y las fuerzas de seguridad, quienes dependen de fuentes confidenciales para obtener información crucial en sus operaciones.
La respuesta del FBI y las lecciones a aprender
Ante este grave desafío, el FBI ha comenzado a implementar un plan estratégico para mitigar los riesgos derivados de la vigilancia tecnológica y proteger a sus informantes.
El informe sugiere varias medidas, entre ellas, más capacitación para el personal de la agencia, con el fin de que puedan identificar y contrarrestar posibles vulnerabilidades en sus operaciones.
El Cártel de Sinaloa, conocido por su brutalidad y su capacidad para corromper y manipular sistemas, ha demostrado una vez más que su alcance no solo se limita al tráfico de drogas, sino que también se extiende a la guerra tecnológica.
En este caso, la tecnología de vanguardia, destinada a mejorar la seguridad pública, ha sido utilizada para propósitos profundamente oscuros y peligrosos.
El impacto de los avances tecnológicos
Los recientes avances en tecnología de ubicación y cámaras de vigilancia han permitido a los actores criminales obtener acceso a una cantidad sin precedentes de datos personales. Las autoridades han advertido que, si no se implementan medidas estrictas de protección de datos, esta tendencia podría agravar aún más la situación.
Este caso refleja la necesidad urgente de actualizar las políticas de privacidad y de seguridad cibernética a nivel mundial, para proteger no solo las informaciones confidenciales de los gobiernos, sino también la seguridad personal de aquellos que se arriesgan a colaborar con la justicia.
Un futuro incierto
Mientras las autoridades investigan el incidente y buscan soluciones para contrarrestar este tipo de ataques, el caso también pone en evidencia la creciente dificultad de las agencias de inteligencia para operar en un entorno digital tan vulnerable.
Con el uso indiscriminado de tecnologías de vigilancia y la recopilación masiva de datos, la línea entre la seguridad nacional y la privacidad individual se vuelve cada vez más borrosa.
El Cártel de Sinaloa, que en el pasado fue conocido por su dominio físico sobre el tráfico de drogas, ahora se enfrenta a una nueva era de poder: el dominio cibernético.
Este incidente subraya el hecho de que las guerras tecnológicas han llegado para quedarse, y la capacidad de grupos criminales como el de Guzmán para manipular y explotar tecnologías avanzadas se ha convertido en una amenaza tan peligrosa como el tráfico de drogas mismo.
El desafío es claro: si no se toman medidas inmediatas, los avances tecnológicos que alguna vez se pensaron como herramientas de seguridad podrían convertirse en armas en manos de los más oscuros actores.
Crédito fotográfico: Getty Images